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Proyecto de modernización tributaria: integración e inversión

Por: Sergio Sapag, Sapag & González Abogados | Publicado: Jueves 15 de noviembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Sergio Sapag, Sapag & González Abogados

Parece ser que la integración del sistema tributario a la renta fuera el único régimen disponible para fomentar el ahorro y la inversión de las utilidades empresariales, convirtiéndose en una especie de axioma y por tanto, indiscutible. A contrario sensu, un sistema desintegrado se reprocha por desincentivar el ahorro y la inversión.

Tal aseveración o axioma impide entonces que se discuta el término de la evolución de nuestro régimen, desde un sistema totalmente integrado a uno 100% desintegrado. En este sentido, el proyecto de modernización representa un retroceso, ya que plantea el regreso a la integración total.

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Salvo que se le aborde desde la teoría económica que postula al impuesto al gasto como sistema ideal, el planteamiento inicial que trata de mostrar la integración como sinónimo de ahorro e inversión, resulta incorrecto, al menos para la realidad local.

En el Chile de hoy, el que un régimen incentive o no la inversión es una cuestión de tasas y no de sistema. Así, mientras mayor sea la diferencia entre la tasa que grava a la empresa y la que grava a sus dueños, más se fomenta la inversión, lo que se logrará cualquiera sea la estructura de fondo que se adopte.

A esto ha apuntado desde sus orígenes el sistema integrado que tenemos en nuestro país, a la diferencia de tasas. De hecho, en más de un período tributario, la diferencia resultaba absoluta al establecer tasa cero de Primera Categoría. Claramente entonces, surgía una brecha significativa entre la carga de la empresa y la de los socios. Incluso puede decirse que la reforma del gobierno anterior apuntaba a lo mismo, ya que, al limitar el crédito por Impuesto de Primera Categoría, incrementó la brecha que existía previo a la reforma.

Es este contexto, resultan atendibles aquellas opiniones que sostienen que la integración total que plantea el proyecto de modernización no necesariamente representa un cambio que incentiva la inversión, sino que, por el contrario, puede incidir en su caída. Esto porque, al eliminar la limitación del 35% del crédito por Impuesto de Primera Categoría, actualmente existente, se disminuye la diferencia entre la tasa que grava a la empresa y la que grava a sus propietarios. Lógicamente, la conclusión, al menos teórica -dada la cantidad de otros factores que deben ser tomados en cuenta- es que la modificación que se propone puede incidir en un menor estímulo a la inversión y un anticipo de la tributación a nivel de impuestos personales.

En el entendido que el objetivo que se busca es modernizar y simplificar nuestro sistema a través de un sistema que incentive la inversión, lo anteriormente señalado busca llamar la atención. No es una defensa de los partidarios de mantener el régimen actual o una postura favorable a la desintegración. La decisión de fondo es una cuestión de política tributaria, que como dijimos depende de varios factores. Tampoco postulamos un axioma nuevo que pudiere por ejemplo resolverse en un mero aumento de los impuestos personales. Esto sería simplista y lejano tal vez a la verdadera composición de los contribuyentes en Chile. Si creemos, es un buen momento para tomarlo en cuenta.

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