Rafael Mies

Chile: ¿problemas de forma o fondo?

Por: Rafael Mies | Publicado: Viernes 12 de abril de 2013 a las 05:00 hrs.
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Los graves errores formales en la acusación constitucional en contra del ministro de educación son, a todas luces, inexcusables.



No se trata simplemente de un “error”, sino de un problema cultural de fondo que hace tiempo viene aquejando a gran parte de la sociedad chilena. Un asunto que tiene mucho más que ver con hacer mal el trabajo, con una falta de prolijidad y cuidado en los detalles, que con una falla de forma, subsanable con una mera corrección.

El “papelón” al que se han visto expuestos los encargados de llevar adelante la acusación constitucional ha dejado en evidencia que nadie hizo realmente “la pega” de revisar bien la documentación necesaria para tan grave iniciativa.

Hacer el trabajo bien hecho, a la primera y cuidando los detalles, es fundamental si este país quiere realmente avanzar a un desarrollo sostenible.

Pareciera que cada vez jugamos mejor el partido de los grandes discursos, estrategias y proyectos. Pero cada vez peor el partido de la eficiencia, productividad y calidad de lo que hacemos.

Una razón que, a mi juicio, explica la caída en nuestro cuidado por los detalles es el éxito económico y social que Chile ha experimentado en los últimos 20 años. A decir verdad, este país no ha tenido una crisis profunda y estructural de fondo desde 1982. Varias generaciones han crecido sin saber lo que es un desempleo cercano al 20%, ni un quiebre en el sistema financiero y de liquidez real del país.

Pareciera ser que muchas cosas se resuelven por arte de magia y que la falta de cuidado no es obstáculo para el crecimiento.

Hemos sido privilegiados por una generación de empresarios, políticos y docentes que reconstruyeron este país y le dieron un sello de calidad, seriedad y prestigio internacional; pero que hoy ya están en retirada y vemos con preocupación como una cultura de insuficiencia y “da lo mismo” se ha ido instalando, lenta pero crecientemente.

Creo que existen al menos tres problemas que debemos enfrentar para salir de este círculo vicioso de la mediocridad.

En primer lugar, evitar el pensamiento mágico de creer que las cosas se arreglan por si solas. Para que las cosas funcionen alguien tiene que encargarse de que así sea.

En segundo término, entender que el cómo se hace algo es tan importante como el resultado. Es el proceso el que le da sustentabilidad a las cosas, si este es defectuoso, aunque tengamos un resultado positivo de corto plazo, éste no será posible de sostener en el tiempo.

Por último, aceptar humildemente que gran parte de nuestro éxito económico viene dado por una coyuntura externa que puede cambiar y que no depende de nosotros. Resulta imprescindible estar preparados para un período de “vacas flacas” y el mejor antídoto es la búsqueda permanente de la calidad en lo que se hace.

En nuestro caso particular, tengo la impresión, que el buen precio del cobre y el crecimiento de la demanda China por nuestros commodities soportan muchas ineficiencias. Pero eso ya está dicho, no depende de nosotros; y si no tenemos un país con cultura de hacer bien las cosas, tarde o temprano esto nos pasará la cuenta.

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