Rafael Mies

Directores confiados

Ningún director de La Polar fue exculpado por la SVS...

Por: Rafael Mies | Publicado: Jueves 15 de marzo de 2012 a las 05:00 hrs.
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Ningún director de La Polar fue exculpado por la SVS. Quien más quien menos, cada uno obtuvo sanciones pecuniarias. Bajas, dirán algunos; excesivas otros. La verdad es que el monto de la sanción no importa mucho, lo irrefutable es que a ojos de este importante ente regulador todos cometieron faltas graves que afectaron a terceros inocentes.



Aunque ante tan categórico fallo la pregunta pueda parecer extemporánea, vale la pena inquirir si todos eran realmente culpables o algunos fueron más bien víctimas de lo que la plana ejecutiva de La Polar concertó y consintió.

El juicio ético sobre una determinada situación versa sobre la objetividad moral del acto (objeto moral), la intencionalidad y las circunstancias que rodean al sujeto moral que lo comete.

En el caso de los directores de La Polar, ellos fallan validando y entregando una información falsa al mercado. Se trata de un engaño y por lo tanto de un objeto moral malo.

Sin embargo, si bien el objeto moral es condición necesaria para juzgar al individuo que lo comete, no es suficiente para determinar su responsabilidad y culpa. Para ello es necesario, además, que exista la intención de engañar y unas circunstancias que den cuenta del uso de la libertad en el acto.

En relación con la intención, ella es muy difícil de juzgar, ya que se encuentra en el fuero íntimo de cada persona. Ahora bien, resulta extraño que todos los directores, que además tenían un mandato de independencia y con amplia trayectoria en gobiernos corporativos buscaran engañar simultánea y sistemáticamente al mercado. Creo razonable que, al menos uno, hubiera mantenido la intención de hacer bien su trabajo y procurar que la administración de la multitienda se comportara en forma ética y atendiendo las leyes que la regulan.

Respecto de las circunstancias, el principal elemento que a mi juicio no se ha considerado suficientemente es la confianza que los directores depositaron en la administración y las respuestas a sus preguntas. Para algunos esta confianza es la que determina la negligencia responsable de ellos, pero en lo personal creo que es exactamente lo contrario.

En efecto, la principal información que en Chile y en la mayoría de los países los directores reciben y analizan, proviene de una presentación hecha por los ejecutivos sobre una base de Power Point y una planilla Excel. El gerente general o el que presenta, va exponiendo punto por punto los contenidos de estas presentaciones y respondiendo preguntas que los directores van realizando.

Si los datos ahí presentados son falsos o las respuestas de la alta dirección equívocas, es muy difícil que los directores puedan enterarse; más aún cuando el mercado, las agencias clasificadoras y las auditoras también avalan lo sostenido por la administración superior de la empresa. Si los directores no confiaran y tuvieran que validar por sí mismos los datos con las fuentes, su rol se haría inoperante e imposible.

La administración de La Polar engañó hábilmente a sus directores y, en esas circunstancias, es razonable pensar que la gran mayoría de los directores independientes de este país hubiera cometido alguno de los fallos por los cuales hoy la superintendencia ha sancionado a todos los directores de La Polar.

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