Rafael Mies

Inflación de bienestar

Por: Rafael Mies | Publicado: Jueves 14 de marzo de 2013 a las 05:00 hrs.
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Hace tiempo que muchas personas se preguntan: ¿cómo es posible que un gobierno cuyos indicadores duros de gestión (empleo, inflación, derechos ciudadanos, acceso a subsidios, etc.) estén históricamente altos, tenga un nivel de desaprobación cercano al 50% de la población?


La tesis del poco carisma del presidente poco a poco parece perder fuerza frente a la evidencia de una gestión, hasta ahora, razonablemente lograda.

De hecho, si uno analiza con detención todas las encuestas de opinión el problema de descontento general no es algo exclusivo del presidente, sino más bien extensivo a prácticamente todas las instituciones medidas.

¿Qué está pasando en nuestro país? ¿Será posible que en la medida que somos más ricos y aumente nuestro bienestar el nivel de descontento crezca o no disminuya en al menos igual o mayor proporción?
La verdad es que esto es perfectamente posible y, además, creo que es muy probable que nos esté pasando. Son los llamados: “problemas de rico”. En otras palabras, a las personas no solo les interesa solucionar sus problemas de subsistencia sino, una vez que estos se encuentran medianamente resueltos, aparece un sinnúmero de otras necesidades aún por satisfacer.

Es exactamente lo que el psicólogo norteamericano Abraham Maslow describe en el año 40 del siglo pasado en su famosa teoría de las necesidades humanas o “Pirámide de Maslow”. En ella señala: “la satisfacción de una necesidad básica no produce contento, sino solo gatilla la necesidad inmediatamente superior”.

Se trata del mismo problema de la inflación: en la medida que un país en términos nominales tiene más dinero, el valor de sus bienes tiende a subir, puesto que hay más personas con capacidad de adquirirlos y menos relativamente disponibles.

Ahora bien, el problema de la inflación no sólo se soluciona dejando de imprimir billetes y volviendo a la población más “pobre” en términos absolutos. El verdadero remedio para la inflación es el duro camino de la productividad, en donde produciendo más bienes a menor costo la población se haga efectivamente más rica con lo que tiene.

Si en Chile tenemos un problema de “Inflación de Bienestar”, bajo la lógica de la productividad, aunque parezca paradójico, la idea sería encontrar fórmulas no donde la gente tuviera más (que siempre es bueno en términos absolutos) sino, una vez satisfecha sus necesidades básicas, donde con aquello que tengan sean capaces de valorarlo o disfrutarlo de un modo más pleno y de ese modo aumenten su nivel de bienestar real.

Esto implica un desafío comunicacional no menor y un cambio de discurso generalizado, poner menos énfasis en lo “rico” que estamos siendo como país y más en las inmensas oportunidades de mejora que aún están pendientes y se están abordando. Centrar el mensaje en los grandes desafíos futuros y no en lo mucho que se ha ganado este último tiempo, que si bien es cierto, lamentablemente en la curiosa psicología humana siempre será insuficiente.

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