Rafael Mies

No pain, no gain...

Rafael Mies Ph.D. Académico ESE Business School y profesor visitante USD, San Diego, California

Por: Rafael Mies | Publicado: Jueves 22 de marzo de 2018 a las 04:00 hrs.
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Viviendo en EEUU me he encontrado innumerables veces con esta frase, ya sea en pegatinas en los autos, poleras o publicidad, normalmente asociada a alguna actividad deportiva o de esfuerzo físico.

No pain, no gain significa que sin sufrimiento o dolor no hay posibilidad de éxito o triunfos.

Esta simple y pegajosa expresión encierra una profunda verdad asociada al cambio o mejora personal, y explica que toda transformación para bien requiere la voluntad de pasarlo mal, aunque sea temporalmente.

Todos queremos cambiar y mejorar, esto es propio de la naturaleza humana. Queremos ser más inteligentes, bellos, simpáticos. Queremos estar más sanos y contar con más amigos. Sin embargo, muy pocos quieren sufrir o sacrificarse para ello y de los pocos que están dispuestos sólo una proporción menor tiene la capacidad para hacerlo de forma consistente o poseen la fortaleza para no abandonar a mitad de camino.

Es ese selecto grupo de personas que ha aceptado la adversidad como condición básica de la vida y, por lo mismo, la que tiene mejores chances de liderarse y liderar a otros hacia el bien.

Hago esta reflexión en los primeros días de un nuevo gobierno que se instala y que trae un sinnúmero de ideas buenas para el país y las ganas de implementarlas bien.

Será muy importante tener en cuenta que toda mejora, si bien parece ser bienvenida en su dimensión teórica, suele ser resistida ferozmente si implica algún tipo de sacrificio personal.

Saber enfrentar la resistencia natural al cambio será una habilidad que va a probar el liderazgo de la nueva administración.

En pocos días ya hemos visto cómo los movimientos sociales empiezan a organizarse para salir a la calle y presionar por demandas que poco tienen que ver con esfuerzo y trabajo. Por el contrario, son demandas de no más TAG, no más imposiciones, no más impuestos, gratuidad en educación, salud, entretenimiento, etc. La lista puede y suele ser interminable.

Gobernar es liderar y liderar, como dice el gurú de la Universidad de Harvard Ronald Heifetz, es el arte de saber frustrar a un ritmo constante y tolerable a los que uno va a conducir hacia algo mejor.

La misión para la que deben prepararse nuestras nuevas autoridades es la de convencer a muchas personas que el sacrificio “vale la pena”. Que lo realista es pagar impuestos y permitir que las autopistas urbanas te cobren por sus servicios, que se necesita cotizar parte de los ingresos en salud y pensión y, sobre todo, que vale la pena trabajar y ganarse el pan de cada día.

Esa será la primera barrera a cruzar para mantener el respaldo que ya se ganó en las urnas.

No será fácil pues significa que la gente se va a tener que esforzar en orden a lograr bienes superiores, cosa que cada vez está más fuera del ideario asistencialista en que nos han puesto muchos políticos y medios de comunicación.

Pero si no se logra, por muchos regalos y ofertones populistas que haga el nuevo gobierno, nunca será suficiente y ante ello no se puede esperar más que el mismo rechazo que ya tuvo la administración anterior por no entender que: no pain, no gain…

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