Rafael Rodríguez

La reforma laboral mirada desde las empresas

Por: Rafael Rodríguez | Publicado: Jueves 3 de septiembre de 2015 a las 04:00 hrs.
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Nunca en décadas de experiencia laboral me había tocado ver una encuesta con resultados tan drásticos como los que se observan en el estudio que hizo Mercer Denarius sobre la percepción de la reforma laboral entre altos ejecutivos de una muestra representativa de las empresas en Chile. En efecto, la nota obtenida por la reforma laboral en Chile fue de 2,6 en una escala de 1 (la peor calificación) a 7 (la mejor calificación).

Al ahondar sobre las razones de su evaluación, se observa que la característica peor percibida de todas fue la huelga sin reemplazo, mientras que la respuesta de las características positivas de la reforma más común fue "ninguna".

Finalmente, no deja de ser preocupante que la reacción que se percibe a la reforma sea un aumento en la tasa de desempleo de un 4,6% en el corto plazo y de un 4,9% en el largo plazo. Una interpretación plausible de esta proyección es que la reforma va a ocasionar un mayor beneficio en las compensaciones de los trabajadores en el nuevo marco de negociación colectiva por sobre lo que se obtuvo en la última negociación. Lo dramático es que en su percepción, este mayor costo -que se estima en 4,7%- se va a compensar con una disminución de los puestos de trabajo en una magnitud similar como ya se mencionara.

También se proyecta una mayor conflictividad en las negociaciones colectivas: un 92% de las empresas anticipa un aumento en el número de huelgas y se menciona que la misma va a aumentar la conflictividad en las relaciones con los trabajadores, lo cual va a disminuir la productividad. Se individualiza a la titularidad sindical como uno de los problemas de la reforma como también el no poder pactar condiciones inferiores a las pactadas en la última negociación.

En síntesis, se puede concluir que los ejecutivos pronostican un mayor nivel de compensaciones que los que se obtendrían en una negociación sin esta reforma laboral, seguida de una reacción contractiva en el nivel de trabajadores para compensar este mayor costo con lo cual van a terminar en una mejor posición salarial quienes están empleados y en una peor posición quienes están sin trabajo o quienes se puedan quedar sin él. La magnitud de estos números es consistente con una mayor tasa de desempleo equivalente a cerca de un 5% de la fuerza de trabajo de empresas con capacidad legal de formar un sindicato.

Pero este no es todo el problema. La proyección de un aumento en la tasa de huelgas llevaría a que el costo para la empresa es mayor que el puro mayor nivel salarial; el costo de un paro en la época de la cosecha o el costo de no cumplir con un pedido para un cliente es necesario agregarlo a esta cuenta. Esto es contrario a un necesario aumento de la productividad como requisito para poder crecer, lo que ha llevado a desincentivar la inversión y a una disminución de las expectativas de crecimiento de la economía, más allá de un empeoramiento de las condiciones externas que explica parte de esta caída.

El mayor problema es que estas condiciones permanecerían en el largo plazo, mientras que las restricciones externas cambian en el tiempo. Aunque sea obvio decirlo, esta reforma es vista como pésima desde las empresas y sus efectos pueden ocasionar un daño permanente para la economía que se va a traducir en un menor crecimiento para todos los chilenos en forma permanente.

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