Rafael Rodríguez

Preocupaciones respecto de una nueva Constitución

Rafael Rodríguez Presidente Seminarium Penrhyn International

Por: Rafael Rodríguez | Publicado: Jueves 3 de marzo de 2016 a las 04:00 hrs.
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La Constitución de un país es verdaderamente trascendente; no es casualidad que se llame la Carta Fundamental, las mejores mentes deben mirarla con gran profundidad porque hacen diferencias enormes para la sociedad. Dos datos -número de palabras que usa cada Constitución y número de derechos fundamentales que cubren- que podrían parecer superficialmente anecdóticos resultan ser bien sintomáticos al comparar las diferentes Cartas Fundamentales.

Por ejemplo, si se toma un grupo de cuatro democracias consolidadas de países del primer mundo, (Estados Unidos, Finlandia, España y Francia) y por otro un grupo de países latinoamericanos de entre el segundo y tercer mundo (Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador) se puede observar que sus respectivas constituciones tienen un promedio de 10.100 palabras para el primer grupo y de 48.900 para el segundo; a su vez el primer grupo de países cubre un promedio de 39 derechos llamados fundamentales, mientras que el segundo grupo, un promedio de 65. A juzgar por estos datos, en materia constitucional menos derechos fundamentales –dentro de un rango- y menos palabras es sinónimo de mayor Ingreso per Cápita. Chile está entre medio de los dos grupos; 25.800 palabras y 46 derechos fundamentales.

Otra variable que también podría ser anecdótica es la antigüedad de las constituciones; en el mundo hay 28 países que tiene flamantes constituciones (definidas arbitrariamente como aquellas promulgadas en los últimos 10 años). Entre estos países se encuentran 12 del continente africano, 2 latinoamericanos -Ecuador y República Dominicana- y el resto de la ex Unión Soviética y otros países asiáticos. En el otro extremo, hay también 28 países que tienen constituciones con más de 60 años desde su promulgación, destacando la Carta Magna Inglesa cuyo origen se remonta al año 1215, entre los cuales el mayor grupo también está formado por 12 países esta vez europeos, también 2 latinoamericanos, -Costa Rica y México- y el resto países asiáticos y de Oceanía. Sólo hay un país africano en esta lista.

Somos varios los chilenos que nos preguntamos por qué es necesario volver a discutir una Carta Fundamental. Si hay algo que funciona mal con la actual se puede modificar si existe el suficiente consenso; ¿pero abrir el espacio para discutir todo de cero? ; no estamos en una crisis institucional como Brasil o Venezuela, no existen grandes conflictos sociales, al país le ha ido bien por un largo período de tiempo; entonces ¿para qué abrir este espacio que conlleva una gran incertidumbre y que podría incentivar propuestas populares pero que pueden tener consecuencias nocivas para el país en el largo plazo?

A modo de ejemplo, el asegurar pensiones dignas -de un monto equivalente al salario mínimo sería muy popular– quién osaría sostener lo contrario; bueno, esta obligación le impone a Brasil una carga presupuestaria que equivale a un 12% del PIB… y creciendo. Esta es la principal causa de la presente crisis de Brasil, una sola cláusula, que equivale al costo de 11 escándalos de Petrobras todos los años.

Chile se merece la mejor y la más profunda de las reflexiones en este tema; no podemos poner en riesgo lo mucho que hemos progresado; no necesitamos una nueva Carta Fundamental; necesitamos quizás ajustes, pero concretos y acotados, abrirlo todo es correr el riesgo de abrir una caja de pandora y comprometer los avances logrados como país.

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