Rafael Rodríguez

Sueldos y populismo

Los recientemente elegidos diputados Jackson y Boric propusieron...Rafael Rodríguez

Por: Rafael Rodríguez | Publicado: Jueves 29 de mayo de 2014 a las 05:00 hrs.
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Los recientemente elegidos diputados Jackson y Boric propusieron un mediático proyecto de rebajar las dietas parlamentarias a la mitad.

La propuesta aparentemente concita mucho apoyo popular. La pregunta es, sin embargo, ¿es justo comparar la renta de diferentes ocupaciones con diversas responsabilidades, en este caso parlamentarios versus los oficios menos calificados, y definir que es equitativo tener una diferencia entre la remuneración de los primeros con respecto al sueldo mínimo, de 20 veces, como señaló el diputado Jackson?
La desigualdad de los ingresos del trabajo es más antigua que el hilo negro y sus magnitudes muy superiores a las que escandalizan a los diputados señalados. Una de las organizaciones más antiguas de las que se registran detallados informes de sus remuneraciones son las legiones romanas en las que la diferencias de remuneraciones entre los que más ganaban y los que menos superaban las 200 veces; a su vez, los cargos en el senado romano eran todavía mejor remunerados y la diferencia con el centurión “raso”, que no eran precisamente los peor pagados de la sociedad romana, eran aún mayores. En la edad media estas diferencias se acentuaron y se han mantenido altas hasta nuestros días, con la excepción de los últimos cien años donde esas diferencias han comenzado a reducirse.

En las sociedades contemporáneas, en términos relativos, los legisladores siguen ganando más que los militares, pero menos que otras profesiones y oficios que han surgido junto con el desarrollo de la humanidad. Por ejemplo, en Estados Unidos y en otros países las diferencias entre las remuneraciones de los principales ejecutivos de grandes empresas y el sueldo mínimo es mucho más que 200 veces y más que 150 veces la mediana de los ingresos; en China, la segunda economía por el momento, las diferencias son aún mayores.

¿Es acaso la diferencia entre la remuneración de los encargados de hacer las leyes y las remuneraciones más bajas de una sociedad una diferencia caprichosa a merced puramente de los legisladores o responden a otros criterios, quizás más comunes a los que determinan la remuneración de otros oficios de la sociedad?
En todas las sociedades libres, las compensaciones tienden a reflejar las diferencias de la productividad de las personas y en el presente con la sofisticación y amplitud de las opciones laborales no es extraño encontrarse con diferencias que al parecer escandalizan a los diputados Jackson y Boric al punto de proponer una ley que “obligue” a los parlamentarios a abstraerse de esa realidad.

Hay varias decenas de miles de personas que en Chile ganan en sus ocupaciones más que los parlamentarios; al fijar el máximo de compensación en un nivel mucho menor que sus respectivos ingresos, disminuye el incentivo a postular a estos cargos y por lo tanto cabe preguntar si es justo excluirlas de desempeñar esa actividad teóricamente abierta a toda la ciudadanía por esta vía.

Quizás sería más justo proponer que se les pague un porcentaje de lo que acreditadamente ganaban antes de asumir el cargo de representación popular, con un mínimo y un máximo, para evitar que aquellos que no tenían ingresos antes de asumir ganen un porcentaje de cero o en el otro extremo, que si Andrónico Luksic sale elegido parlamentario no haya que pagarle millones de dólares.

La medida propuesta por Boric y Jackson puede ser popular, pero no por ello justa, ni conveniente para el país.

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