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Reconversión del bolívar, “soberana” estupidez

Juan Cristóbal Nagel Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, U. de los Andes

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El gobierno de Venezuela anunció hace unas semanas la reconversión de su moneda. Eliminaron cinco ceros al “bolívar fuerte” para dar paso al “bolívar soberano,” anclado al Petro, una criptomoneda ideada por la propia administración de Nicolás Maduro.

La medida terminará en un caos.

Estas políticas responden a la hiperinflación y al colapso de la economía. Hace unas semanas, el Fondo Monetario Internacional predijo que la inflación venezolana llegaría este año a 1.000.000%; se estima que el PIB ha caído en más del 50% en los últimos cinco años. El colapso está llevando a millones de venezolanos a huir de su país. La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados estima que más de 1,6 millones han emigrado desde 2015, una cifra comparable a la crisis de migrantes de Europa. Esta situación está poniendo una presión sin precedentes sobre países como Colombia, Brasil, Ecuador y Perú.

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¿Qué tiene de mala la reconversión monetaria? Es un hecho que las reconversiones han sido herramientas exitosas para salir de la hiperinflación en Argentina, Perú y Brasil, entre otros. Pero si bien estos países transformaron sus monedas, lo hicieron en un marco de profundos cambios que atacaban el problema de fondo: el excesivo déficit fiscal y una crisis de balanza de pagos. Ninguno de los dos elementos esenciales está presente en la reconversión “soberana.”

La hiperinflación venezolana responde a un déficit fiscal que se estima en un 20% del PIB. Esta insolvencia ha llevado a que Venezuela entre en default de sus obligaciones internacionales. En vez de atacar el déficit, las medidas de Maduro apuntan a hacerlo crecer.

Si bien se anunció un aumento del precio interno del combustible, el cual se regalaba, se mantuvieron los subsidios para aquellas personas que se registrasen con el partido de gobierno. Por otra parte, se aumentó el IVA, pero esto vino acompañado de un aumento exponencial en el salario mínimo, lo cual impacta directamente las arcas de un Estado que emplea a más de dos millones de personas. No conforme con esto, el gobierno además anunció que asumiría el pago de la nómina de todas las pequeñas y medianas empresas del país.

El “amarre” del bolívar al Petro tampoco tiene credibilidad. El gobierno de Maduro está en default de su deuda externa, casi no tiene reservas internacionales y tiene cerrado el acceso a los mercados financieros. Mientras, reportes de agencias internacionales como Reuters confirman que el Petro no se transa a nivel internacional y la oficina encargada del proyecto ni siquiera existe. El Petro es una criptomoneda sin liquidez.

El bolívar soberano ha nacido sin respaldo y sin un plan creíble detrás. No cabe duda de que el plan de Maduro fracasará. Puede que dentro de unos meses se anunciará una nueva reconversión, al “bolívar galáctico”, quizás.

Mientras, la población venezolana continuará buscando fuera de su país la estabilidad que tanto ansía.

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