Redescubriendo barrios tradicionales

Reconvertir barrios en grandes ciudades donde vivienda, comercio, oficinas y ocio convivan es un desafío que las inmobiliarias debemos asumir de forma estratégica y dinámica. Si bien en algún momento las personas consideraron que vivir en las afueras de las urbes era la mejor opción, esto está cambiando debido a que las personas privilegian optimizar su tiempo, minimizar lo que invierten en traslados, y llegar más rápido a su hogar.

La tendencia de volver a la ciudad es un fenómeno que en algunos sectores se está dando con fuerza, y que está reaccionando frente a los consumidores con viviendas que son capaces de complementar la generosidad de los espacios con la virtud y carácter de la variedad que ofrece un centro mixto. Esto se puede observar, por ejemplo, en barrios emblemáticos como Isidora Goyenechea, Barrio.

Durante el primer trimestre de 2016, comunas como Vitacura contaban con más de 40 proyectos inmobiliarios residenciales, con un total de 2.464 viviendas en oferta.

De éstos, según un estudio de mercado realizado por Patagon Land, sólo en el sector de Kennedy y Escrivá de Balaguer se alcanzaron un total de 803 unidades vendidas, lo que representa el 32% del total de las ventas en la comuna. Con esto podemos ver el impulso e importancia que han tomado sectores que concentran diversos tipos de actividad comercial y urbana, y que hoy en día tienen una alta oferta inmobiliaria residencial.

Asimismo, no sólo los desarrolladores e inversionistas inmobiliarios tenemos la responsabilidad o estamos trabajando para reconvertir los barrios comerciales en residenciales, sino que ésta es más bien una medida que ha tomado impulso desde los municipios. Un ingreso importante del financiamiento municipal viene del pago de las contribuciones, las que dependen del avalúo fiscal de las propiedades, contribuciones que a larga entregan una mayor plusvalía a las viviendas y mejores beneficios para las municipalidades.

En la actualidad podemos fijarnos en un factor común entre la mayoría de barrios emblemáticos: mantienen viva una parte de la historia del país y cuentan con los mismos servicios de interés de las personas, como galerías de arte, restaurantes, parques, veredas anchas, metro, y el lugar de trabajo cerca. Vivir bien, para los nuevos consumidores, se traduce en menos movimiento, más tiempo, más servicios y, a la larga, en un menor gasto desde el punto de vista de la maximización de recursos, ya que hoy en día tenemos mayor conciencia del impacto positivo que acarrea tener todo nuestro entorno a minutos.