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Regulación y desarrollo de mercados financieros

Andrés Rojas Director Fundador de ForexChile

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Andrés Rojas

En la industria financiera se suele pensar que ser regulado es una virtud y que por el contrario, no serlo es un defecto, pero en la realidad los mercados evolucionan más rápido que las normativas y es aquí donde está el gran desafío. El cumplimiento de las normativas es una obligación imperiosa si se quiere participar de los mercados o en los instrumentos que la autoridad ha decidido regular, pero a su vez, es un imposible total si se trata de participar de mercados o instrumentos que no tienen normas regulatorias.

Los mercados o instrumentos tradicionales, usados ya por décadas, tienen regulaciones muy precisas. Es imposible concebir un banco, un fondo mutuo, una corredora de bolsa o un agente de valores que no sea regulado y por supuesto, si alguien realiza las actividades que la ley y las circulares les han reservado, o no las cumple, comete delito y se expone a las sanciones pertinentes. Sin embargo, ¿qué pasa cuando la forma de invertir evoluciona o bien, cuando lo hacen los instrumentos para invertir? Es obvio que no habrá regulación cuando los cambios se originan, pero es esperable -y deseable- que sí las haya, en la medida que la forma de invertir o los instrumentos se masifican.

Un punto importante a considerar es el espíritu que deben tener las normativas, sobre todo en los mercados financieros, en donde se requiere regularizar con visión, ya que ésta es la única forma de dar las garantías necesarias sin dificultar la innovación de la industria y la flexibilidad para incorporar en el país los cambios que se suceden con tanta frecuencia en los mercados más desarrollados.

Eso sí es importante entender que el que exista regulación no lo es todo. Prueba de ello es que los fraudes financieros más importantes que conocemos se han dado en mercados totalmente regulados. A la hora de invertir es importante informarse y que quienes son parte de estos nuevos mercados tengan políticas comprometidas con la más absoluta transparencia.

Tanto la regulación como la transparencia, que sí se puede y se debe dar sin que necesariamente exista la primera, son fundamentales en un mundo que es cada vez más competitivo. La tecnología ha eliminado las fronteras y unificado los mercados, ampliando una enormidad las opciones de invertir, sin importar el lugar en donde uno se encuentre. Una regulación bien pensada atrae inversiones financieras a los mercados nacionales y junto con eso todos los beneficios que este escenario otorga.

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