Rodrigo Aravena

Una discusión que trasciende las pensiones

Rodrigo Aravena González Economista Jefe - Banco de Chile

Por: Rodrigo Aravena | Publicado: Lunes 20 de julio de 2020 a las 04:00 hrs.
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Es difícil escribir una columna que no sea sobre el tema que nos ha tenido inmersos en las noticias, al menos las últimas dos semanas: el potencial cambio al sistema de pensiones. Esta discusión se ha intensificado luego de la aprobación en la Cámara de Diputados, ya que incrementa la probabilidad de que dicha propuesta finalmente se materialice en Ley.

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Si bien la discusión se ha centrado en el potencial retiro del 10% y el efecto en las pensiones, debemos reconocer eventuales impactos que trascienden el monto de las pensiones en sí. Para ello se requiere un análisis muy profundo, con una visión lo suficientemente agregada que internalice efectos macro de mediano plazo y, sobre todo, los nuevos desafíos de política económica que podrían surgir. En este contexto, son varios los temas que vale la pena poner sobre la mesa.

Uno de ellos es la consistencia de las políticas macro, aspecto que juega un rol fundamental en la recuperación de la actual crisis. El retiro del 10%, en caso de que finalmente se materialice, podría generar un aumento en las tasas de interés de mediano y largo plazo, debido a la potencial venta de instrumentos de renta fija (que representan más de un 60% del portafolio de las AFP). Como bien sabemos, mayores costos de financiamiento generan un efecto contractivo en la economía, lo cual se contrapone al objetivo de las acciones tomadas por el Banco Central desde el inicio de la pandemia.

Es más, condiciones monetarias contractivas generan la necesidad de incrementar aún más el estímulo fiscal, cuyas holguras hoy son negativas. Por tanto, es ineludible que se plantee la necesidad de políticas que compensen el efecto negativo en el crecimiento. El problema es que sin espacio fiscal y monetario, la respuesta no es trivial.

Adicionalmente, es fundamental tener un diseño ordenado en las respuestas de políticas económicas, donde las medidas implementadas sean consistentes con el tipo de problema que se quiere resolver. Ello es especialmente relevante para el caso de Chile, dado que la actual recesión es el resultado de shocks externos (probablemente transitorios) que se añadieron a factores locales (quizás más permanentes) que han estado presentes desde 2019. Para un shock transitorio (como sería esta recesión), se requieren respuestas con instrumentos transitorios, que se reduzcan en la medida que las condiciones sanitarias se vayan normalizando. Asimismo, cambios que involucren ajustes más bien estructurales (entre ellos el sistema de pensiones) deben ser argumentados en elementos de largo plazo y no por el ciclo que tendremos este año. La confusión de factores transitorios con compromisos permanentes puede tener costos importantes en el largo plazo.

Finalmente, la responsabilidad intergeneracional es un aspecto que debemos cuidar más que nunca, especialmente al considerar los desafíos que vienen a futuro. Los cambios que se han propuesto, tal como están planteados, involucran más recursos fiscales en el mediano plazo, lo cual reduce la capacidad de maniobra fiscal ante nuevas crisis económicas. Por lo tanto, vale la pena analizar preguntas como: ¿Con qué herramientas se podrá hacer frente a crisis en el futuro? ¿Qué capacidad de respuesta contra cíclica tendrá el país, más aún al considerar los bajos niveles de tasas de interés? Es fundamental considerar estos temas en la actual discusión, con el fin de no comprometer la estabilidad y el desarrollo en el largo plazo.

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