Saldar la deuda laboral con las mujeres dinamizaría la economía

Siendo espectadora del último debate norteamericano de cara a las elecciones presidenciales, es imposible estar insensibles con lo que esta sucediendo en Estados Unidos. Ver a un magnate políticamente incorrecto y a la primera aspirante mujer a la presidencia de la economía mas grande del mundo insultándose constantemente –y aportando poco contenido programático– difícilmente nos deja indiferentes.

Ahora bien, hay un tercer protagonista en esta historia que no participado en ningún debate y que –a mi parecer- es la mayor revelación de estas elecciones: las comunicaciones digitales. De acuerdo a un sondeo de Pew Research el 65% de los electores consultan fuentes digitales. El recurso digital, como viene ocurriendo en otras áreas de la comunicación, ya ha ganado terreno frente a otros medios.

Es que la revolución digital no solo está transformando las comunicaciones; está transformando la economía mundial, creando nuevos sectores productivos, nuevas oportunidades y con ello nuevas fuentes de empleo.

Chile tiene tremendos desafíos a la hora de modernizar su mercado laboral y aprovechar talento hoy durmiente. En Chile hay más de 225.000 mujeres potencialmente activas que estarían dispuestas a trabajar de forma inmediata si sus condiciones laborales se adaptaran de mejor manera a sus necesidades familiares.

De acuerdo con un estudio realizado por la Fundación ChileMujeres si estas mujeres ingresaran al mercado laboral, el PIB chileno aumentaría en 1,39% y la recaudación fiscal en US$ 717 millones. Más aun, si lográramos igualar la tasa de participación laboral femenina chilena a la australiana (58%) nuestro país seria capaz de financiar –mediante un aumento en la recaudación– sala cuna universal para todos los hijos menores de dos años de padres asalariados. Estos resultados manifiestan que la pérdida de talento femenino no es solo una materia de imperativo ético y social, sino también un desafío para el crecimiento y desarrollo.

El avance de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) ha permitido que servicios considerados como no transables hace un tiempo, hoy pueden comerciarse internacionalmente, generando un importante potencial de crecimiento. Un claro ejemplo son las exportaciones de servicios que han sido las más dinámicas del comercio mundial en la última década y que hoy representan un 23% de las exportaciones de acuerdo a datos de la OMC. Chile posee ventajas competitivas en este mercado debido al alto acceso nacional a internet (alrededor del 72%); la existencia de tratados comerciales y tributarios con las mayores economías del mundo y un privilegiado huso horario. El desafío ahora pendiente es lograr contar con capital humano adecuado para desarrollar el potencial de esta industria y es aquí donde el talento durmiente femenino tiene mucho que aportar. En un esfuerzo para lograrlo Corfo -a través de su programa Becas Capital Humano en alianza con Duoc UC, ACTI y Fundación Kodea– realizaron este año el primer curso de capacitación y formación para mujeres (entre 25 y 40 años) en programación de software. Proyectos como estos deben ser potenciados pues permiten a mujeres inactivas insertarse con herramientas y conocimientos al mundo laboral de la industria TIC.

Chile tiene una deuda laboral con las mujeres de larga data y -al mismo tiempo- es un país que necesita aumentar su crecimiento potencial y dinamizar su economía. Es hora de combinar ambos, mirar hacia el futuro y lograr un efecto multiplicador en los ingresos de nuestro país. Conseguirlo no es tarea fácil, requiere voluntad –y recursos- de tanto el sector público como el sector privado para impulsar programas de capacitación y a la vez necesita el compromiso de mujeres a animarse y participar en una industria pionera. Sin embargo es hora de dar el salto y poder lograr un mercado laboral con oportunidades de #PegaParaTod@s.