Salud laboral con y sin pandemia

Claudia Pichuante, Senior Manager de Strategy & Consulting de Accenture Chile

La pandemia sin duda ha tenido un importante impacto en la salud de las personas en el ámbito laboral. De acuerdo con un estudio reciente de Accenture, 75% de los trabajadores ha experimentado agotamiento en el trabajo y la mayoría está abierto a cambiar de trabajo sobre todo si logra encontrar uno que mejore su calidad de vida. Según el informe, actualmente 95% de los empleados a nivel mundial está pensando en cambiar de trabajo y 92% incluso de profesión.

Los límites entre el trabajo y la vida personal se están desdibujando y en tiempos de crisis, las necesidades de las personas requieren una atención aún mayor. La salud mental, el tiempo para la actividad física y las necesidades relacionales se intensifican cuando estamos en aislamiento relativo. Las necesidades financieras, empleables y de propósito, es decir, de encontrar un valor real en el trabajo, también están necesitando mayor apoyo. Todos estos factores están impulsando una importante crisis mental mundial y las empresas tienen un rol fundamental en la contención de las personas y en el fomento de su bienestar integral.

La preocupación de las empresas en este sentido ha crecido. De acuerdo con un informe nuestro, antes de la crisis, 35% de los ejecutivos C-Level a nivel mundial se sentía responsable del bienestar de sus trabajadores (mental y físico) y en sólo seis meses saltó a 50%. Los líderes están enfrentando un gran obstáculo donde deben velar por mantener las empresas a flote ante diversas adversidades y, a su vez, hacerlo de una manera responsable, que proteja a uno de sus stakeholders más importantes: sus trabajadores. Esto ha cambiado la manera de pensar; en vez de esperar que las personas sean dignas de la organización ahora buscan que la organización sea digna de tener los mejores talentos.

En este contexto, las políticas laborales del futuro deben estar enfocadas en cuatro aspectos clave. Primero, en co-crear la experiencia de los colaboradores. Así como las empresas interactúan constantemente con sus consumidores para definir la experiencia que les entregarán con sus productos y servicios, lo mismo deben hacer con sus empleados. Esta experiencia se debe enfocar en tres aspectos principales: humano, físico y digital. En segundo lugar, se debe reimaginar el modelo. Las empresas ya no pueden depender sólo de los impulsores tradicionales como compensaciones, paquetes de beneficios o entrenamiento para generar retención, aunque siguen siendo relevantes. Se deben establecer líderes claros del proyecto y hacerlos responsables de la medición de resultados de manera transparente frente a los empleados. Además, los procesos, experiencias e instrumentos deben ser proporcionados por equipos multidisciplinarios para lograr los resultados deseados.

Tercero, se deben medir los resultados en una combinación de indicadores tradicionales de rendimiento como la productividad, competencia, retención y el promedio de promociones, junto con nuevos indicadores clave de experiencia, o KEIs, como analytics de colaboración y análisis de sentimientos a través de interacciones de voz/chat/correo electrónico. Al hacerlo, también se agudizará el enfoque en las funciones corporativas de la organización, permitiendo avanzar hacia la estrategia, las políticas y los insights correctos, para alejarse cada vez más del trabajo de menor valor.

Finalmente, se debe empoderar el trabajo de humanos y máquinas. Las organizaciones deben capacitar hoy a las personas para trabajar en conjunto con las nuevas tecnologías. De esa forma, se puede potenciar el talento humano.

La salud laboral es hoy más urgente que nunca. Y las empresas deben tener como prioridad el bienestar de las personas. De esa forma, no sólo atraerán el mejor talento, sino que también serán capaces de retenerlo, en un mercado cada vez más competitivo.