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Se inicia la Ley de Fármacos III

Victoria Beaumont Hewitt Directora Ejecutiva Fundación Politopedia

Por: Victoria Beaumont Hewitt | Publicado: Jueves 30 de mayo de 2019 a las 04:00 hrs.
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Victoria Beaumont Hewitt

El proyecto de ley Fármacos II ha estado varias semanas en lista de espera para ser visto en sala de la Cámara de Diputados. Si bien pretende asegurar el acceso y bajar el precio de los medicamentos, hoy está muy lejos de obtener lo prometido. Tanto así, que son varias las voces que vaticinan una Ley de Fármacos III, lo que a todas luces sería un fracaso legislativo del gobierno.

El proyecto, que en su génesis surgió con la idea de prohibir la integración vertical entre laboratorios y farmacias, junto con potenciar la bioequivalencia, se transformó en una adecuación del Código Sanitario que no deja a casi ningún actor del sector salud indiferente o sin afectar, en menor o mayor medida.

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A lo anterior cabe agregar que la técnica legislativa y las múltiples urgencias con las que el Ejecutivo presionó la votación en la comisión de Salud, conspiraron para que el proyecto no contara con los análisis de los impactos reales de las medidas que finalmente fueron aprobadas por la comisión.

Hoy el texto es más bien un compilado de ideas prometedoras, que sin mayor evidencia pretenden contrarrestar asimetrías y comportamientos abusivos de los actores privados, trasladando gran parte de ese poder al arbitrio del Estado, lo que dicho sea de paso no asegura ni calidad, ni acceso oportuno a los medicamentos en forma automática.

Frente a este escenario, la principal batalla política del Ejecutivo sería obtener la aprobación de la obligatoriedad de la prescripción en la receta médica por DCI y la apertura del mercado de OTC a otros comercios, especialmente a supermercados. Seguramente la intención expresada por algunos sectores, de volver a la carga con la prohibición a la integración vertical entre laboratorios y farmacias y la regulación de marcas propias, sea la moneda de cambio de un gallito político que marcará el hilo conductor del proyecto en una próxima comisión mixta.

Teniendo claro lo anterior, es importante no perder el norte de que acceso y precio son las variables claves de evaluación del impacto de esta norma, y con esto en mente, es necesario también despejar los múltiples asuntos que fueron incorporados a este proyecto y cuyos efectos pueden ser tanto o más nocivos en materia de acceso, disponibilidad y precio que los ya evidenciados en la Ley de Fármacos I. Por ejemplo, el error de incorporar a las industrias de dispositivos médicos y de alimentos especiales bajo las mismas reglas normativas que a la industria farmacéutica, o los artículos que ya cuentan con reserva de constitucionalidad y que pueden llegar a ser una espada de Damocles en la negociación de este proyecto.

Una de las lecciones de este largo camino legislativo es que el liderazgo y claridad técnica son cada vez más necesarios para enfrentar las regulaciones del sector salud, pero que siempre es posible retomar el rumbo y replantear la estrategia. Lo anterior, especialmente a días de que se decida cómo se afrontarán las próximas reformas de Fonasa e isapres, y de que finalmente la Ley de Fármacos se vote en el Congreso.

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