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Se nos viene el invierno

Carlos Martínez Socio de Litigios Tributarios y Defensa del Contribuyente de EY

Por: Carlos Martínez | Publicado: Viernes 20 de marzo de 2020 a las 04:00 hrs.
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Carlos Martínez

El Gobierno acaba de anunciar un plan de medidas de reasignación de recursos para combatir la pandemia que nos golpea y para aminorar la crisis económica que afecta a miles de personas y empresas, cuyos ingresos se están viendo fuertemente disminuidos, tanto por la crisis interna en la que estamos inmersos desde octubre pasado, como por los efectos desastrosos producidos por el Covid-19 en el mundo.

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Desde el punto de vista tributario, las medidas dadas a conocer por el Ejecutivo son, sin duda, bienvenidas. Ellas traerán algunos alivios -la mayoría transitorios- que aumentarán la liquidez de los apesadumbrados contribuyentes y, en ese sentido, serán recibidas positivamente. Así, por ejemplo: La suspensión por tres meses de los pagos provisionales mensuales a cuenta de futuros impuestos a la renta; la postergación del pago del IVA de los próximos tres meses, pudiendo pagarse en cuotas sin interés; la devolución anticipada de los excedentes de impuestos a la renta; la postergación del pago de las contribuciones para ciertos contribuyentes; y la eliminación transitoria del impuesto que afecta a los préstamos de dinero: son todas buenas medidas fiscales.

La pregunta que hay que hacerse es si son suficientes.

La evidencia sugiere que la crisis que se avecina será de una magnitud enorme. Los expertos en salud pública aseguran que la mayor incidencia de casos de coronavirus se producirá en el otoño. Así las cosas, es fácil predecir que las peores consecuencias económicas en las diferentes industrias están aún por llegar y es esperable que las sintamos con fuerza durante este invierno.

Conozco empresas de todos los tamaños y a varias PYME que ya han tomado la penosa decisión de bajar sus cortinas definitivamente. Otras luchan por sobrevivir y ojalá lo logren. Alivios transitorios como los que acabamos de conocer les darán algo de oxígeno y, en ese sentido, reitero mi opinión de que las medidas son correctas, pero sin dejar de lado el equilibrio de las finanzas públicas -por el que todo buen ministro de Hacienda debe velar-, quizá el Fisco debiera hacer un mayor esfuerzo de generosidad en materia impositiva, ya sea prolongando el período de tiempo de las medidas adoptadas o bien, derechamente, reduciendo la carga tributaria de los contribuyentes.

Las PYME necesitan ayuda hoy y mucha generosidad de sus empleados, de sus proveedores, del sistema financiero, ciertamente, pero sobre todo la requieren del actor más poderoso de todos: el Estado. Hay espacio para aligerarles la carga tributaria sin descuidar los equilibrios macroeconómicos y el momento de hacerlo es ahora, con medidas de largo plazo que les permitan aliviar su principal preocupación por estos días, cual es sobrevivir a fenómenos a los que jamás se habían visto enfrentadas.

Aunque sea una obviedad, para repartir mejor la torta tiene que haber torta, y cada empresa que deje de operar no hará otra cosa que achicarla.

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