Sergio Lehmann

¿Causalidad o casualidad? Sobre Trump y otros menesteresE

Economista jefe bci estudios

Por: Sergio Lehmann | Publicado: Viernes 9 de diciembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Hace ya algunas semanas que el mundo se sorprendió con el triunfo de Trump en EEUU. Los mercados y analistas aún evalúan y procesan lo que esto significa. Con un discurso nacionalista, contrario a la globalización y sin grandes ideas ni políticas claras, ha cautivado a los estadounidenses. ¿Qué hay detrás de esta sorpresa? En Europa se advierte el mismo fenómeno. Además del Brexit en Reino Unido, vemos cómo partidos nacionalistas, contrarios al euro, ganan terreno. El reciente rechazo en el referéndum de Italia a cambios en la estructura política recoge la misma señal. Estamos entonces viendo un escenario en el mundo desarrollado, en que la amenaza de un mayor proteccionismo emerge como la principal fuente de riesgo global. ¿Existe alguna causalidad común detrás de ello o es una mera casualidad?

Detrás de este nuevo fenómeno se advierte un sistema político que ha sido incapaz de llevar los enormes beneficios de la globalización a segmentos de la población que se han visto menos favorecidos, generando brechas importantes en materia de bienestar dentro de la sociedad. Esto es consecuencia de liderazgos que no han generado los suficientes incentivos para reconvertir a aquellos sectores que, en un mundo mucho más integrado, no han logrado competir frente a industrias más eficientes en otras latitudes. En EEUU hemos visto cómo el sector industrial ha perdido participación en la actividad económica, mientras el sector servicios se potencia, para representar hoy casi el 80% del PIB. Este es un sector tremendamente dinámico, muy asociado a las nuevas tecnologías de información y altamente productivo. Una parte de la base industrial se ha trasladado hacia economías emergentes más eficientes. Entender estas transiciones es clave para adaptarse, de modo de no dejar a nadie fuera del proceso. He ahí el desafío de la clase política. Pensar en echar pie atrás frente a estos desarrollos es un profundo error.

Para la economía chilena, dado su tamaño, los mercados externos constituyen la principal fuente de desarrollo. Por tanto, la amenaza que se cierne sobre el comercio mundial es especialmente relevante para nosotros. Pero más allá de eso, debemos tomar nota del fenómeno que se observa en el mundo desarrollado. Acorde con ello, como principal desafío debemos asumir la necesidad de invertir más recursos que apunten a elevar la capacidad de la economía para adaptarse a los nuevos escenarios que se vayan conformando, sin excluir a ningún sector social. Ello requiere dar mayores incentivos para la capacitación y elevar la calidad de la educación. Como es bien sabido, en este último ámbito los esfuerzos han estado centrados en el financiamiento y no en mejorar los estándares educacionales que se requieren para continuar avanzando. Debemos fortalecer la capacidad del país para innovar y desarrollar mayores conocimientos tecnológicos. El mundo se ha tornado más complejo y la incertidumbre hacia el largo plazo se ha elevado. Como país, debemos estar preparados frente a los cambios que se van suscitando, introduciendo mayor flexibilidad en la economía. Las señales que emanan del mundo desarrollado son inconfundibles y debemos leerlas correctamente.

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