Sergio Lehmann

Innovación tecnológica pone freno a la inflación

Sergio Lehmann Economista Jefe de Bci

Por: Sergio Lehmann | Publicado: Lunes 4 de marzo de 2019 a las 04:00 hrs.
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La inflación definitivamente no aparece como se temía, tanto a nivel global como en Chile, a pesar del buen dinamismo económico. Esto lleva a perspectivas de tasas de interés más bajas a futuro, recogiendo el hecho de que los bancos centrales introducirían mayores pausas en los procesos de normalización monetaria que algunos ya iniciaron, o simplemente no verían espacio para mover las tasas durante un buen rato.

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La pregunta de fondo es por qué la inflación no sube como se preveía. Se han planteado distintas hipótesis, pero aquellas que hacen más sentido, en términos del impacto que generan, dicen relación con cuatro factores: 1) El crecimiento global ha perdido impulso, de la mano de China, Europa y, en menor medida, de EEUU; 2) Las empresas manufactureras globales se instalan en centros de producción con costos más bajos, lo que les permite ofrecer sus productos sin presiones sobre precios; 3) La robotización y las nuevas tecnologías están reduciendo más allá de lo previsto los costos de producción o, al menos, acotando alzas; 4) Las holguras de capacidad de la economía son más amplias de lo que se calcula, porque, dados los cambios tecnológicos recientes, no se mide bien el producto potencial, al tiempo que la productividad sería algo más alta de lo previsto.

Atendiendo a que estos dos últimos puntos han estado un tanto ausentes del debate macro, se abordan algunas ideas en esa línea.

La mensajería conducida a través de correo electrónico o aplicaciones ha elevado la productividad, al incrementar la eficiencia y efectividad de las comunicaciones. La robotización, en tanto, gana cada vez más espacio, elevando la precisión y velocidad de los procesos industriales. Buena parte de ello sería capturado en las estadísticas tradicionales, pero existen también beneficios asociados a servicios que recibimos habitualmente que no se recogen. El mundo de las nuevas tecnologías mueve la frontera de potencialidad de forma veloz, dificultando la capacidad de registro de todos los efectos.

Las innovaciones en el ámbito productivo y de servicios se han ido incorporando a nuestras vidas como nunca antes habíamos visto, elevando las capacidades de empresas y la calidad de bienes y servicios. Más allá de aplicaciones como Uber y Airbnb, cuyo aporte ciertamente no estamos midiendo bien, destacan algunos canales de compra vía web que han ido ganando terreno, generando mejoras en eficiencia que permiten sostener o incluso reducir precios, a pesar del crecimiento de la demanda.

Al mismo tiempo, algunos servicios ofrecidos a través de teléfonos, como la fotografía o la música, definitivamente no se miden. El negocio de revelados e impresión, así como la venta de discos, prácticamente desaparecieron, llevando en su momento a una menor actividad económica. Estos servicios han sido reemplazado por imágenes digitales y aplicaciones para música, cuya accesibilidad y almacenamiento provee beneficios infinitamente mayores, pero que no se miden en las cuentas nacionales.

La frontera de posibilidades de producción se amplía con rapidez, llevando a que el potencial de crecimiento y productividad esté subestimado. Las nuevas tecnologías y aplicaciones se asimilan gradualmente, abriendo espacios de desarrollo y eficiencias que no se capturan en las estadísticas. Este factor sería clave para explicar, entre otros, las menores presiones inflacionarias que se observan globalmente y que llevan a que las tasas de interés se mantendrán bajas por un largo período.

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