Sergio Lehmann

Tierra de contrastes

Sergio Lehmann Economista jefe Banco Bci

Por: Sergio Lehmann | Publicado: Jueves 1 de abril de 2021 a las 04:00 hrs.
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Desde la geografía hasta ámbitos más propios de la sociología o la psiquiatría, Chile es un país de marcados contrastes, palpables en el día a día. Del lado geográfico, esta característica es evidente. El desierto más árido del mundo por el norte, junto con una de las zonas más lluviosas en las islas Guaitecas. Altas cumbres en Los Andes e intricadas zonas de canales y fiordos hacia la costa sur del país. Un privilegio de la naturaleza que nos maravilla cada vez que nos damos el tiempo de vivirlo.

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Pero ese mismo contraste parece también haberse trasmitido a nosotros, sus habitantes. Hacia mediados de los 90, cuando nos decíamos los tigres de Latinoamérica, el presidente del Banco Central de la época advertía que más bien éramos gatos maniaco-depresivos. Ironizaba, pero es cierto que pasamos de la euforia al pesimismo con una rapidez abismante. Hoy vemos hacia lo próximo una recuperación relevante, basada en el robusto marco de políticas que hemos construido en las últimas décadas, mientras que tras el estallido social reconocíamos, con justo temor, cómo retrocedíamos dramáticamente en bienestar, golpeados por la violencia, el debilitamiento de las instituciones y una profunda crisis política.

Y ahora, cuando vemos finalmente la salida a la pandemia que vendría con la anhelada inmunidad colectiva, vuelven a hacerse patente los contrastes. Hemos avanzado de manera notable en vacunación, dando cuenta de una red de salud sólida y ágil, pero al mismo tiempo vemos que los contagios y el uso de camas hospitalarias llegan a niveles críticos. Además de nuevas variantes que explicarían esta mayor complejidad y una actitud poco responsable en cuidados sanitarios que incide en estas cifras.

En cuanto a desarrollo urbano se reconocen también marcadas disparidades. Mientras Santiago es una ciudad modera, con una amplia oferta de servicios en el ámbito cultural, educacional y comercial, en regiones el avance es mucho menor. Dentro de las ciudades vemos también diferencias en materia de áreas verdes y oferta en servicios. Urge reducir este tipo de contrastes, entendiendo que conllevan diferencias en oportunidades y frustración social. La descentralización, potenciando y dando mayor autonomía a las regiones, es el camino para avanzar en esa dirección.

Sumando contrastes, los fundamentos, institucionalidad y políticas bien orientadas, nos llevaron a un desarrollo sin precedentes en las últimas décadas. Se alcanzaron notables avances que generaron caídas sostenidas en la pobreza y mejoras potentes en el bienestar social, llevando a nuestro país a brillar entre las economías emergentes. Pero han surgido agrupaciones, e incluso algunos protagonistas de ese proceso, que no solo desconocen este hecho destacado globalmente, sino que además abogan por debilitarlo optando por políticas populistas de alto costo social, aun violando el marco legal.

Aparecen entonces contrastes inherentes a nuestra identidad, aunque también otros que resultan inaceptables. Pero el futuro se va construyendo sobre la base de acuerdos, de miradas comunes. Bienvenida sea la diversidad, pero es importante ir construyendo bases amplias, compartidas, que efectivamente lleven a un mayor bienestar. Se nos abre una tremenda oportunidad en esa línea a través del proceso constitucional que continuará en lo próximo con la elección de constituyentes. Puede ser que la aprovechemos y reforcemos los pilares que han permitido los avances de nuestra economía, al tiempo que se vele por la igualdad de oportunidades.

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