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Sobre Transbank y las redes de aquirencia

TOMÁS FLORES Economista

Por: TOMÁS FLORES | Publicado: Viernes 21 de enero de 2022 a las 04:00 hrs.
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TOMÁS FLORES

Hace dos años, si un emprendedor quería tener pago con tarjeta en su local, tenía que acercarse a Transbank, arrendar la máquina POS y pagar una comisión por cada pago realizado a través de ese medio. Hoy esto ha cambiado radicalmente y la intensidad aumenta entre redes de adquisición ha subido en forma sustancial.

Han entrado a la industria nuevos actores con Getnet, de Banco Santander, que ya ha afiliado a más de 40 mil empresas, de las cuales cerca del 50% no tenía este servicio previamente. Las comisiones cobradas por Getnet para tarjetas de débito y prepago van de 0,1% a 1,3% de las transacciones, mientras que para las de crédito la comisión va desde 0,2% a 2,5%. En el caso de Compraqui, de Banco Estado, la comisión es de 2,9% para todas las tarjetas no emitidas por el mismo banco. Pagofacil, del BCI, por su parte cobra una tarifa de 0,74UF/mes si las ventas anuales son menores de 250 UF/año. Si las ventas son mayores la comisión va desde 1,25% a 2,55%. Además están presentes Redelcom y Sumup, con comisiones en torno a un 2,9%.

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Además, ha surgido una nueva tecnología en los POS (el aparato donde se pone la tarjeta), ofreciéndose actualmente un Mobility POS que se enlaza con un smartphone y que es mucho más barato que los POS tradicionales.

Esto es una muestra de cómo un mercado puede cambiar radicalmente, y de cómo gracias a la competencia surgen nuevas modalidades y tarifas competitivas que desafían al líder tradicional. Esto es muy relevante, ya que en la actualidad el Comité para la Fijación de Límites a las Tasas de Intercambio deberá determinar el pago que realiza el adquirente (encargado de afiliar comercios y procesar el pago) a los emisores (bancos, casas comerciales, entre otros) por cada transacción. Esta determinación es muy importante, pues una fijación tarifaria inadecuada podría detener la nueva inversión e ingreso de nuevos competidores, lo cual le daría un portazo a la necesaria bancarización de amplios sectores de nuestra sociedad.

De este modo, se hace indispensable que -dado que por el solo hecho de la apertura del mercado se ha producido un incremento de la intensidad competitiva- las tasas de intercambio que se fijen obedezcan a un proceso racional, informado y que tenga siempre en consideración que el óptimo está dado por estimar adecuadamente el punto en el cual emisores y adquirentes logran el equilibrio necesario para desear emitir tarjetas y adquirir transacciones.

Así, mientras no se cuente con toda la evidencia que permita conocer el impacto que las tasas pueden tener, podría resultar conveniente comodidad, aunque sea para la fijación transitoria, que el mercado ha sido capaz de funcionar y que las tasas no deben ser modificadas hasta terminar el complejo proceso de levantamiento de información que dé seguridad y estabilidad al desarrollo de los medios de pago electrónicos.

La fijación de las tasas no es inocua, como no lo es en general ninguna intervención en el mercado. El resultado de las nuevas tasas impactará de manera directa en el quehacer de los emisores y adquirentes, y en consecuencia, se debe ser cuidadoso para no que se ralentice el creciente proceso competitivo y de colocación de medios de pago electrónico.

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