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Sostenibilidad: de la convicción a la obligación

Magdalena Aninat Directora del Centro de Filantropía e Inversiones Sociales (CEFIS), Escuela de Gobierno U. Adolfo Ibáñez

Por: Magdalena Aninat | Publicado: Jueves 31 de diciembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Magdalena Aninat

En 2014 un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford, London Business School y Harvard Business School comprobó que las empresas que tenían un alto nivel de sostenibilidad en su estrategia empresarial, lograban en el tiempo un retorno sobre activos y sobre inversión significativamente más alto que aquellas que tenían bajos niveles de sostenibilidad (Eccles et al, 2014). El estudio, que analizó el desempeño de 180 empresas de Estados Unidos por 15 años, demostró no sólo que la sostenibilidad hace más rentables a las compañías, sino también más resilientes ante las crisis.

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De cara a la ansiada recuperación económica que los analistas vislumbran para el segundo semestre de 2021, bien vale la pena reflexionar sobre la relevancia de adoptar los tres pilares de la sostenibilidad empresarial como parte de la estrategia del negocio: los aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza. Más aún cuando en Chile el sector empresarial aún muestra brechas en estos aspectos. De hecho, el último Informe de Competitividad 2020 presentado por el World Economic Forum (WEC) y la U. Adolfo Ibáñez, muestra que nuestro país ocupa el lugar 28 de 37 en incentivos a la equidad y diversidad en las empresas, uno de los ejes de la dimensión social.

Hasta ahora el acelerador de la sostenibilidad ha venido de la convicción de algunos líderes empresariales. Pero, en el último tiempo, el tema ha empezado a entrar en la arena de la obligación, impulsado tanto por los reguladores como por los inversionistas. En lo primero, destaca la reciente medida adoptada por la Superintendencia de Pensiones (resolución número 43), que incorpora en su modelo de supervisión basada en riesgos los temas climáticos, ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG), obligando a las administradoras de fondos a incorporar estas dimensiones en todos sus riesgos inherentes, que incluyen desde temas estratégicos, de crédito y de mercado, hasta temas reputacionales y fiduciarios.

Del lado de los inversionistas, Black Rock, la mayor gestora de inversiones a nivel mundial, ha tenido un singular liderazgo en esta materia, poniendo cada vez con mayor decisión la sostenibilidad en el centro de su enfoque de inversión. No sólo ha lanzado una serie de productos de inversiones sostenibles, sino que ha venido presionando para que las empresas adopten enfoques claros hacia los factores medioambientales y sociales, los dos aspectos donde ve mayores rezagos. De hecho, hace unas semanas avisó a 240 empresas de las cuales es accionista que votará en contra de sus planes estratégicos en 2021 si no cambian sus políticas de sostenibilidad.

La obligación puede movilizar a los rezagados a esta corriente. Pero la convicción puede lograr que la sostenibilidad no sólo sea una manera de reportar, sino una nueva forma de entender la relación entre empresa y sociedad. Y en el proceso, lograr un retorno sostenible para los accionistas.

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