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Sustentando el desarrollo

Andrés Castro gerente general Alumini

Por: Andrés Castro | Publicado: Jueves 18 de mayo de 2017 a las 04:00 hrs.
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En el último tiempo, el sector energético ha mantenido el dinamismo que impulsó el exministro Máximo Pacheco, quien fijó como objetivo reducir los costos de la energía promoviendo la competencia en los procesos de licitación de generación de electricidad para clientes regulados. Sin embargo, noticias alertan que no todas las ofertas adjudicadas en la última licitación lograrán financiamiento para construir sus proyectos. Esto no invalida el proceso impulsado por el ministerio ya que lo importante es que se concreten las suficientes obras que cubran la demanda de energía y que, al mismo tiempo, reduzcan los precios de la electricidad.

Algunas empresas realizarán sus proyectos y el gobierno deberá evaluar si son suficientes para cumplir sus objetivos y, en caso de no ser así, deberán replantearlos o bien cambiar el marco regulatorio para que una nueva licitación los cumpla, y así entraremos a un nuevo ciclo del desarrollo energético donde siempre hay suficientes compañías dispuestas a concretar sus planes y por lo tanto podríamos calificarlo de sustentable.

Sin embargo, el sector energético es más amplio que las licitaciones para clientes regulados. Las obras de transmisión y distribución representan más de un billón de dólares al año y de ellas dependen fuertemente la calidad del servicio que perciben los usuarios. El principal riesgo que enfrentan estos proyectos es la obtención de la RCA, por lo tanto, es importante reforzar la gestión del SEA para que las evaluaciones se realicen con criterios técnicos bien definidos y en forma expedita. Hay varios proyectos que son rechazados, argumentando solo que los antecedentes aportados por la empresa son insuficientes, pero sin indicar objetivamente qué es lo que falta para que el proyecto sea calificable ambientalmente. Estas situaciones provocan incertidumbre y por ende menor interés en invertir en nuevos proyectos, lo que hará perder competitividad al país en la captación de inversionistas, volviéndose menos sustentable su desarrollo. Un caso a analizarse es el proyecto minero Dominga, el cual cumplió el 100% de las exigencias normativas y que una votación al término del proceso lo rechazó con argumentos subjetivos. A modo de justificación, sus detractores han señalado que nunca debió haber avanzado tanto en su evaluación y que debiera haber sido rechazado desde un comienzo, como si esto fuese posible hacerlo de manera responsable y objetiva.

Desarrollo sustentable no significa dejar todo tal como está porque entonces no habría desarrollo. El concepto de sustentabilidad debe entenderse como la consecución de objetivos que favorezcan al país como un todo, no a una empresa o a un movimiento social en particular. Sería un gran error pensar que Chile ya es un país desarrollado o que llegaremos a serlo con el tiempo sin esfuerzos ni sacrificios ni equivocaciones. Lo peor que podemos hacer es estancarnos en la discusión de cómo hacer sustentable nuestro desarrollo como si hubiese un único camino para conseguirlo. Debemos fijarnos objetivos, tomar decisiones en base a criterios consensuados, vivir las consecuencias, aprender de nuestros errores, y volver a fijarnos nuevos objetivos. Este es el ciclo del desarrollo.

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