Tomás Izquierdo

Recomendaciones para Piñera 2.0: mirada larga y verdadero liderazgo

Tomás Izquierdo Socio Gemines Consultores

Por: Tomás Izquierdo | Publicado: Lunes 15 de enero de 2018 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Tomás Izquierdo

Tomás Izquierdo

El avance hacia un desarrollo integral y sostenido, que llegue a todos los habitantes del mundo, está seriamente amenazado por una ola de movimientos disruptivos, desde nacionalismos y tendencias proteccionistas, hasta populismos, de izquierda y derecha, que reaparecen una vez más en esta impredecible historia de la humanidad. Entre las causas, podemos pensar que la globalización y las nuevas tecnologías han dejado muchos heridos, segmentos de la población que han quedado postergados, que no sólo no se han beneficiado del fenómeno sino, peor aún, han visto seriamente deteriorada sus condiciones de vida, tanto en términos relativos como absolutos. Angus Deaton, el premio nobel de economía, reseñaba en una reciente columna varios factores que explican por qué la globalización, que teóricamente debería mejorar la calidad de vida de todos, no ha llegado a favorecer a la clase trabajadora norteamericana, antecedente muy relevante para entender la elección de Donald Trump o, al otro lado del Atlántico, el Bréxit, los movimientos nacionalistas, y el creciente riesgo de fracaso de la Comunidad Europea.

En Chile la temática es altamente contingente. El gobierno que termina se acercó en algún grado a las tentaciones populistas, queriendo resolver muchas demandas sociales en plazos imposibles, abusando de la vía legislativa, aumentando el tamaño del Estado y comprometiendo recursos económicos que simplemente no estaban disponibles. A buena hora nuestra sociedad civil no se dejó seducir por “cantos de sirena”, probablemente porque, aunque falta mucho, valora el camino de desarrollo sostenido de los últimos 25 años, que sí llegó al grueso de la población. Esto se reflejó en las urnas, provocando un cambio político que trae esperanzas de retomar el camino, lento pero seguro, de la mejora continua en la calidad de las instituciones, único que probadamente nos puede llevar algún día al desarrollo. ¡Bendita alternancia en el poder!

Desafíos: mirada larga y verdadero liderazgo. Lo primero, ¿qué significa una mirada larga? A nivel técnico sabemos qué tenemos que hacer para alcanzar el desarrollo, sabemos que es un proceso largo y por etapas, sabemos que debemos buscar consensos amplios y estar siempre dispuestos a la negociación y a ceder una parte (el óptimo no es políticamente viable). Recordemos el gran aporte que en esa línea realizó Edgardo Boeninger, en el primer gobierno de la Concertación. ¿Qué significa verdadero liderazgo? No significa estar atento a las encuestas y a las redes sociales para fijar las prioridades políticas y las iniciativas legislativas, significa, por el contrario, ser capaz de transmitir el “proyecto largo” y seducir a la población con los logros que conlleva. Significa muchas veces decir que no a las demandas de los grupos de interés, en pos del éxito futuro del proyecto colectivo.

Más allá de la agenda corta, indispensable para recuperar la inversión y el crecimiento, existen muchos desafíos largos, que requieren de un trabajo sostenido que va más allá del gobierno de turno, que, en una visión republicana, deben convertirse en desafíos permanentes. Entre ellos dos muy ambiciosos y medulares, primero, modernización del Estado, pasando de uno ineficiente, abultado, capturado por facciones políticas y grupos de interés, a uno más liviano, técnico, eficiente, bien remunerado y que se mantiene en el tiempo, dando continuidad a las políticas públicas por sobre el horizonte del gobierno de turno. Segundo, arbitrar los mercados. Como lo hizo Máximo Pacheco en el mercado de la energía, promoviendo cambios regulatorios que favorecen una real competencia en el sector, debemos avanzar en otros tantos, donde se mantienen conductas oligopólicas, rentas sobre normales y precios abusivos. No es fácil, pero el premio es grande. Así como a futuro, tanto productores como hogares contarán con energía eléctrica más barata, podríamos tener medicamentos, servicios de salud o servicios financieros, por nombrar sólo algunos, de mejor calidad y a menor precio. Para ello, regulación eficiente, real apertura para que entren nuevos competidores, internos o externos, y sanciones de verdad duras y disuasorias para quienes infringen las reglas de la libre competencia. El premio es grande, además, porque tiende a validar el sistema, el que siempre estará amenazado si los usuarios se sienten abusados. Última recomendación para el futuro Presidente: levante la mirada y fije un objetivo ambicioso de largo plazo, contribuya en avanzar hacia ese objetivo durante su gobierno y, casi más importante, logre que quien lo reemplace siga, a groso modo, apuntando hacia ese mismo objetivo.

Lo más leído