Trabajo híbrido: ¿retroceso para la mujer en el mercado laboral?

Fernanda Hurtado

La crisis sanitaria ha tenido efectos significativos sobre el mercado laboral, por lo que la lenta reapertura es una buena señal para revertir paulatinamente esta enorme caída. Lamentablemente, la pandemia ha sido más severa con el empleo femenino y su recuperación tiene diversos obstáculos en el camino. En grandes números, la crisis sanitaria ha borrado de un plumazo lo avanzado en materia de participación femenina en más de una década.

En su Informe de Política Monetaria, el Banco Central publicó los resultados de un estudio cualitativo que indagó en las perspectivas de mujeres que habían perdido su empleo en el último tiempo. Se detectaron tres grupos: las que esperan reincorporarse completamente en condiciones similares a las que tenían previo a la pandemia; las que desean emplearse -grupo mayoritario-, pero con una menor carga laboral que les permita compatibilizar su ocupación con los cuidados familiares; y el último, concentrado en mujeres de mayor edad, que está compuesto por quienes probablemente no se reincorporarán a la fuerza de trabajo por el cuidado de familiares y la falta de redes de apoyo.

Es preocupante constatar que, en el segundo grupo, la disposición a trabajar queda supeditada a un nivel de salario que les permita externalizar los cuidados familiares u optar a trabajo híbrido, posibilidad que no está abierta a todo tipo de ocupaciones. Además, hay cambios estructurales que se están produciendo en algunos sectores intensivos en empleo femenino -como el comercio-, en los que la pandemia ha acelerado el proceso de adopción tecnológica.

Pero existe otro obstáculo adicional para las mujeres. La aparente solución del trabajo híbrido podría aumentar las brechas laborales entre hombres y mujeres, y reducir los avances en corresponsabilidad. Una encuesta realizada en Reino Unido a 2.300 líderes reveló que el 69% de las madres quiere trabajar en su casa al menos una vez a la semana, frente sóólo al 56% de los hombres. Es decir, en el escenario pospandemia podría aumentar la presencia relativa de hombres en los lugares de trabajo y aumentar más la carga familiar de las mujeres, obstaculizando más su incorporación al mercado laboral en igualdad de condiciones.

La brecha de género pospandemia tiene que enfrentarse desde dos ámbitos. En primer lugar, son las propias empresas las que deberían promover formas de trabajo híbrido para hombres y mujeres en igual proporción, evitando un sesgo por género. Y desde las políticas públicas también hay mucho por hacer. El retorno progresivo a clases, incentivos a la contratación de mujeres, un programa de reconversión laboral enfocado en los sectores más golpeados por la crisis sanitaria y, especialmente, el avance en la tramitación del proyecto de ley que crea un sistema de sala cuna universal, son elementos básicos para revertir las desfavorables condiciones que conlleva la nueva normalidad para las mujeres y que hacen que su empleabilidad sea aún más difícil.