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Una segunda Guerra Fría sigue el modelo de la primera

Gideon Rachman © 2021 The Financial Times Ltd.

Por: Gideon Rachman | Publicado: Lunes 5 de abril de 2021 a las 04:00 hrs.
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Gideon Rachman

Tanto en Washington como en Beijing y Moscú, las autoridades afirman que quieren evitar una nueva guerra fría. Las diferencias existen, por supuesto, pero en mi opinión, los paralelismos entre los acontecimientos actuales y los primeros años de la guerra fría parecen cada vez más convincentes, incluso inquietantes.

Una vez más, el eje Rusia-China se está enfrentando a una alianza occidental, dirigida desde Washington. La semana pasada, Joe Biden habló en una cumbre de la Unión Europea (UE), mientras que Antony Blinken, su secretario de Estado, pronunció un discurso en la OTAN en el que pidió la unidad de Occidente para frenar las ambiciones militares de China y la "agresión" rusa. Mientras tanto, Serguéi Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, se encontraba en China, haciéndoles un llamado a Beijing y Moscú para hacerle frente al poder estadounidense.

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Las tensiones entre los dos bandos se están intensificando. La fuerza aérea china acaba de realizar su incursión más grande en el espacio aéreo taiwanés. La semana pasada, China también les impuso sanciones a políticos de la UE y del Reino Unido, quienes se habían pronunciado sobre los derechos humanos en Xinjiang. Este mes, Rusia retiró a su embajador de Washington en protesta por lo que calificó como acciones sin precedentes por parte de EEUU.

La primera reunión entre altos funcionarios de la administración Biden y el gobierno chino degeneró en una disputa pública.

La narrativa de Beijing es que el actual aumento de las tensiones se debe a la incapacidad de Washington para aceptar el ascenso de China. Hay un elemento de verdad en la idea de que EEUU es adicto a la hegemonía.

Pero la narrativa de Beijing ignora hasta qué punto los cambios dentro de la propia China han impulsado el cambio de actitud de EEUU y Europa. El aumento de la represión, el culto a la personalidad en torno al Presidente Xi Jinping y el despliegue de la fuerza militar china han facilitado la aceptación de opiniones belicistas sobre China en EEUU y Europa.

Hasta hace poco, parecía que Europa occidental podría intentar mantenerse no alineada en una nueva guerra fría. La decisión de la UE de firmar un acuerdo de comercio e inversión con China sugiere que Beijing ha conseguido abrir una brecha entre Washington y Bruselas. Pero la imposición de sanciones por parte de China a destacados miembros del Parlamento Europeo hace cada vez más improbable que la UE ratifique el acuerdo comercial con China. Los esfuerzos europeos por conseguir un acercamiento con Rusia, promovidos intensamente por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, tampoco han dado fruto.

Durante la administración Trump, la rivalidad emergente entre EEUU y China a menudo carecía de la dimensión ideológica de la primera guerra fría. Sin embargo, con la llegada de la administración Biden, ha vuelto la competencia ideológica. Biden ha dicho que quiere convocar una cumbre de la democracia y tiene la clara intención de reafirmar la pretensión estadounidense de ser el "líder del mundo libre".

Las rivalidades tecnológicas vuelven a estar en el centro de la rivalidad entre las superpotencias. En la primera guerra fría, fue la tecnología nuclear y la carrera espacial. Las rivalidades de las superpotencias actuales se centran en las telecomunicaciones 5G y la inteligencia artificial.

Pero el enfrentamiento tecnológico se produce en un contexto diferente. Cuarenta años de globalización han garantizado la profunda integración de las economías de China y Occidente.

La mayor interrogante sobre la nueva guerra fría es si esa integración puede sobrevivir a la intensificación de las rivalidades entre las grandes potencias.

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