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Una solución radical para acabar con el correo electrónico no deseado

pilita clark

Por: Pilita clark | Publicado: Lunes 2 de abril de 2018 a las 04:00 hrs.
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Pilita clark

Al llegar al trabajo, hice lo que hago todas las mañanas y comencé a revisar mis correos electrónicos. Entonces hice algo que estoy segura que hacen miles de personas todos los días: tediosamente hice click y borré una pila de correos que nunca había solicitado y que no necesitaba.

No dudo que la Autoridad del Canal de Panamá esté lista para aumentar el tráfico de envío de gas natural licuado, pero no tenía que compartir la noticia conmigo. Y aunque sea estupendo que una empresa taiwanesa que desconozco se haya ganado un premio por “soluciones tecnológicas creativas”, yo hubiera preferido que se callara la noticia.

Los periodistas somos blanco de este tipo de tonterías publicitarias. Pero estoy segura que no somos los únicos en recibir un correo electrónico como el que me llegó el otro día de parte de Quandoo diciéndome que tenía 500 puntos de lealtad de consumidor que tenían que usarse pronto, noticia que no me habría interesado más si supiera qué cosa es Quandoo.

Ahora que el escándalo con respecto a la privacidad de datos de Facebook ha revelado el verdadero costo de los servicios en línea “gratis”, llegó la hora de reconsiderar la plaga del spam y plantearse una pregunta antes impensable: ¿Deberíamos empezar a cobrar por el correo electrónico?

Han pasado casi 50 años desde que el programador de computadoras estadounidense Ray Tomlinson inventó el correo electrónico que conocemos, y catorce desde que Bill Gates predijo que el problema del spam se resolvería en menos de dos años. No obstante, millones de nosotros gastamos incontables horas lidiando con un diluvio de tonterías. El año pasado, la revista británica Computeractive le preguntó a sus lectores qué consideraban más irritante del correo electrónico. El correo basura encabezaba la lista, y no sólo los consejos no solicitados para perder peso. El correo no deseado de minoristas en línea era otro gran problema.

Sé que hay empresas que alegan que esto se puede solucionar con unos pocos clicks en los servicios instantáneos de cancelación de suscripción. Pero usarlos puede ser fastidioso y no funcionan con todas las cuentas de correo. Peor aún, resultó que por lo menos uno de estos servicios estaba vendiendo datos de los consumidores a otras empresas. También existen reguladores internacionales que aceptan quejas sobre el correo no deseado, siempre y cuando tengas tiempo para tal cosa.

Pero ninguna de estas soluciones da en el clavo. ¿Por qué tienen que perder tiempo los destinatarios de correo electrónico con filtros de spam y quejas a los reguladores con un problema que no debería existir? Claramente, la responsabilidad debe ser de los remitentes.

Siempre me ha gustado la idea de cobrar por enviar correo electrónico, aunque siempre ha sido una quimera. A través de los años, algunas empresas han experimentado con cobrar por el correo electrónico. Algunas habrían dejado que los usuarios fijaran sus propios precios por sellos virtuales y donado las ganancias a organizaciones filantrópicas. Podrías no cobrarles nada a amigos y familia, pero alguien como Quandoo tendría que pagar al menos 5 libras y un exesposo 100 libras.

Localicé a un académico estadounidense llamado Scott Fahlman -inventor del emoticón de carita sonriente- cuyo trabajo inspiró el sello filantrópico en los correos electrónicos. Él pensaba que la idea no se había propagado porque los filtros de correo habían mejorado tanto que el spam ya no era un gran problema. No estoy tan segura.

Evidentemente cobrar por el correo electrónico enfrentaría obstáculos técnicos, como establecer un sistema de pago confiable. La mayor barrera sería hacer que la gente pagara por algo que siempre ha sido gratis, aunque esa libertad se abusa rutinariamente.

Esther Dyson, una prolífica inversionista en tecnología que siempre ha sido ávida partidaria de cobrar por el correo, piensa que las dificultades técnicas tienen solución. Recientemente me dijo que todavía creía que algún tipo de cobro surgiría eventualmente porque el problema del buzón de entrada atascado seguía siendo enorme y no se estaba haciendo lo suficiente para arreglarlo.

Mientras tanto las nuevas reglas de privacidad de la Unión Europea podrían ayudar. El reglamento general de protección de datos que entrará en vigor en mayo facilitará que las personas controlen la forma en que los negocios usan sus datos y permite multas de hasta 20 millones de euros, o 4% de su facturación anual global, según cual sea mayor.

Algunos vendedores online están preocupados, lo que es alentador. Pero si el escándalo de Facebook nos puede enseñar algo es que ya es hora de establecer restricciones más fuertes sobre el mal uso de datos en línea.

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