Vientos de cambios

No cabe duda de que la salida de los ministros de Economía y Hacienda dejó ciertas incertidumbres sobre qué podremos esperar en materia económica para los últimos meses de este gobierno, y por ello, en un aparente esfuerzo por calmar aguas, el economista Nicolás Eyzaguirre, quien vuelve a liderar el equipo económico de La Moneda, señaló que su prioridad va a ser el crecimiento, enfatizando que las finanzas públicas deben dar garantías a los mercados.

Como impulsada por los aires primaverales de septiembre, la recuperación de la economía mundial y la tendencia al alza del precio del cobre, explican el repunte del Imacec de 2,8% correspondiente al mes de julio. Esto, sumado a las proyecciones favorables de crecimiento para el 2018, sobre los dos dígitos, contribuyen a que la gestión del nuevo líder de Hacienda esté acompañada de expectativas positivas, más allá de sus acciones.

Con este escenario y la inminente elección presidencial que augura tiempos mejores, los agentes económicos ya anticipan que el ciclo de estancamiento por el que transita nuestra economía comenzará a disiparse. Sin embargo, para aprovechar estos vientos que soplan a favor, es clave pensar positivo y que la confianza empresarial vuelva a crecer, reactivando el consumo y retomando el círculo virtuoso de la economía.

Para ello, necesitamos de un gobierno fuerte, con líderes que apuesten por el desarrollo del país con metas a largo plazo y que involucren a todos lo actores. Debemos rescatar los aciertos, aquellos que nos hacen sentir orgullosos de ser chilenos, pero también mirando lecciones y experiencias dejadas por gobiernos anteriores.

Hoy en día el mundo empresarial está más preparado para hacer las cosas bien, más consciente de la importancia que tiene la transparencia y la confianza a la hora de hacer negocios. La cultura de la integridad se ha ido instalando con más fuerza en las organizaciones y, con ello, también el optimismo de que podremos retomar el camino del crecimiento, alcanzando una mejor gestión.

Pero para ello, es imprescindible contar con un capitán que sepa guiar al país, alineando sus equipos al propósito común, creando condiciones de seguridad y estabilidad. Esto facilitará que el próximo gobierno, con una hoja de ruta sencilla público-privada, impulse nuevas inversiones y esfuerzos.

Estos elementos en conjunto representan activos tan potentes que podrán revitalizar el panorama actual, ayudando a restaurar el entusiasmo, retomar las confianzas y finalmente levantar el ritmo de la economía.