Alza de isapres: no basta lamentar

a Superintendencia de Salud informó este lunes que los planes de salud individuales para el período julio 2019-junio de 2020 tendrán un alza promedio de 5,1% real respecto del precio actual, la mayor en ocho años y la tercera más alta en 13 años. El propio ente regulador destacó que el aumento supera en 1,5 puntos porcentuales el promedio desde 2006 (3,6% real).

Previsiblemente, en el mundo político y autoridades abundaron las acusaciones de “abuso” contra las isapres, con algunos matices de diferencia. Mezcladas, por cierto, con entendibles críticas por el atraso del gobierno en enviar la muy postergada reforma a la Ley de Isapres —comprometida ayer para este mes—, donde se podrían abordar problemas como ciertas prácticas discriminatorias que prevalecen, los aumentos de precios unilaterales o la en apariencia imparable espiral de judicialización de reclamos de los usuarios (a su vez una causa importante del aumento en los precios), entre otros.

Menos entendible es que las autoridades de Salud se sumen al coro de quienes lamentan posibles “abusos” en la “incomprensible” alza de las isapres —como hicieron el ministro del ramo y el superintendente—, sin especificar en qué consisten las infracciones específicas a las que aluden. Considerando que, de ser reales las conductas abusivas, la responsabilidad de las autoridades es evitarlas y castigarlas —no simplemente deplorarlas ni pedir explicaciones por ellas—, las expresiones de indignación de los altos funcionarios de Salud poco ayudan a orientar a la ciudadanía, más bien lo contrario.

Las carencias de nuestro sistema de salud —el privado y el público— son demasiado serias y complejas como para enfrentarlas con un discurso más preocupado de señalar villanos que de buscar respuestas. Las presiones de la transición demográfica, el cambio económico y la disrupción tecnológica no hacen sino imprimirle urgencia a la discusión sobre los desafíos de salud que ya interpelan a nuestra sociedad.