Editorial

Ayuda a las MiPYME: una propuesta

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n entrevista con este diario, el presidente de la Multigremial de Emprendedores recordó un dato tan conocido como preocupante, y es que de algo más de dos millones de emprendedores que se calcula existen el país, cerca de un millón operan en la informalidad. Es decir, no sólo fuera del sistema financiero, sino también en buena parte excluidos de muchas medidas de apoyo del Estado enfocadas en las PYME y las MiPYME.

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De hecho, aun cuando sí cumplen los requisitos para postular a ese tipo de ayudas, muchos de ellos no están en condiciones de entrar a esquemas que les impliquen mayores obligaciones, pues como señala el líder gremial, “literalmente no quieren seguir endeudándose para pasar la crisis. No quieren quebrar con una mochila más grande”.

Esto último es, a su juicio, lo que explica que el programa Fogape Reactiva anunciado en enero haya sumado relativamente pocas solicitudes de crédito a la fecha (unas 60 mil por un total de US$ 2.684 millones a inicios de este mes).

Su propuesta de estudiar formas de avanzar hacia algún esquema de asistencia permanente a ese nutrido segmento de pequeños y microempresarios, mediante una herramienta de financiamiento del Gobierno que impulse la bancarización de unas 700 mil Mipyme, podría ser un enfoque interesante. Contempla que los bancos presten dinero a tasas cercanas a cero, pero con una garantía del Estado sobre el 100% del capital, lo que implica una baja rentabilidad inicial para el acreedor, a cambio de un compromiso fiscal.

He allí una dificultad considerable, especialmente dado el desafiante escenario para las finanzas públicas a corto y mediano plazo. Pero el ejercicio de idear formas innovadoras de enfrentar problemas de larga data, como la informalidad de un amplio sector de la economía, es bienvenido y necesario. Estudiar seriamente las alternativas que se vayan poniendo sobre la mesa debe ser parte de ese proceso.

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