Bajo crecimiento de las remuneraciones
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A la extensa lista de señales que dan cuenta del débil momento que atraviesa la economía nacional se sumará en lo que resta del año, según un amplio número de estimaciones, un magro nivel de expansión de las remuneraciones, las que se estima crecerán este 2016 a su menor ritmo en cinco años.
Si bien se trata de un síntoma previsible, sobre todo a partir de lo que ya están comenzando a mostrar las mediciones de desempleo, así como otros registros que dan cuenta, por ejemplo, de una menor disponibilidad de horas extraordinarias en las empresas, la transmisión que tendría sobre la economía un menor nivel de ingresos disponibles por parte de las familias podría comprometer, en una suerte de círculo vicioso, los intentos por superar el empantanamiento en que se encuentran las expectativas de los agentes económicos y, consecuentemente, las ya debilitadas decisiones de inversión de las empresas.
La incertidumbre, como ha quedado probado largamente en estos últimos años, pasa una cuenta especialmente onerosa a los sectores de menores ingresos.
Si bien a nivel discursivo se aprecia una evidente preocupación de las autoridades con lo que está sucediendo, romper con la actual dinámica parece requerir de señales aún más poderosas que catalicen a un sector privado que mantiene altos niveles de confianza y compromiso de largo plazo con el país.
El diálogo, la colaboración y la búsqueda de acuerdos son fórmulas conocidas y probadas en la construcción de dinámicas virtuosas que redundan en crecimiento y prosperidad. Chile ha sido en ese sentido un modelo admirado e imitado en las últimas décadas.
