Editorial

Bajo interés ciudadano en las elecciones

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A nivel gubernamental y también de la dirigencia política ha ido acrecentándose la preocupación por lo que se cree podría ser una excepcionalmente baja participación ciudadana en las próximas elecciones municipales. Antecedentes para dicha aprensión, habría que añadir, hay de sobra, entre los cuales se cuentan los extraordinarios niveles de desafección y desconfianza hacia la política, así como las nuevas reglas del juego electoral que han hecho menos visible la justa electoral en marcha.

El antecedente del pasado fin de semana con ocasión del plebiscito en Colombia, que tuvo una abstención superior al 60%, encendió las luces de alerta, más allá de que en ese país es frecuente una baja concurrencia ciudadana a las urnas. No obstante aquello, en el caso de Chile el antecedente más directo de una eventual baja participación electoral está dado por las pasadas elecciones presidenciales, en donde en segunda vuelta más de un 58% del padrón electoral no concurrió a los lugares de votación, números, en todo caso, que deben leerse a la luz del debut del voto voluntario.

Como sea, la preocupación de las autoridades es razonable e implícitamente supone un fuerte llamado de atención a quienes dedican su vida a la acción política. Un país que no logra convocar a sus ciudadanos a participar de las decisiones relevantes para su futuro (tanto a nivel colectivo como individual), vive una democracia debilitada y que a largo plazo puede derivar hacia un peligroso caldo de cultivo que conduzca al país por derroteros indeseados. El mundo político deberá tomar el reto y hacer un esfuerzo superlativo para convocar en torno a ideas y no ilusiones ópticas.

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