Editorial

Buen gobierno antes que un plan maestro

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nte el alza de precios de los commodities a nivel mundial, el gobierno de China anunció que tomaría medidas en contra de la “especulación excesiva” con materias primas. En la práctica, ello puso un freno al rally del que venían disfrutando, por ejemplo, los metales industriales -entre ellos el cobre y el acero-, que había encarecido la producción de las fábricas chinas y avivado temores de un brote inflacionario a nivel del consumidor. Entre otras medidas, el regulador chino habría instruido a los bancos no vender a minoristas instrumentos de inversión vinculados a futuros de materias primas.

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Noticias como ésta -unidas al fenómeno general de la aparente mayor vitalidad de la emergente economía china versus los países desarrollados- han reavivado un debate sobre los méritos de la política industrial. Esto es, de la capacidad del Estado para escoger e implementar determinadas estrategias económicas de largo plazo, versus un desarrollo confiado a las dinámicas del mercado y la libre competencia. El contexto de la pandemia, y también la rivalidad geopolítica entre grandes potencias -que se manifiesta, por ejemplo, en intentos por proteger o impulsar industrias “estratégicas” frente a sus competidores-, tienden a dar mayor validez a esos enfoques.

Se trata de una discusión que, con tiempo y altura de miras, podría entregar luces interesantes. Con todo, ni la excepcionalidad del caso chino, como tampoco la excepcionalidad de una pandemia, podrían por sí solos sustentar definiciones de largo plazo aplicables a países y contextos muy diversos. La historia parece una mejor guía, y al menos en la experiencia latinoamericana -con sus Estados pocos eficientes y eficaces-, el enfoque dirigista ha dado magros resultados, cuando no desastrosos.

En lo inmediato, un país como Chile necesita menos una estrategia de desarrollo, que una calidad de gobernanza que sustente el crecimiento y solucione problemas ampliamente diagnosticados, muchos de ellos en el propio Estado, y sin duda otros también en el mercado. Buen gobierno antes que un plan maestro.

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