Editorial

Cambio climático: la hora de la razón

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a Asamblea General de Naciones Unidas, que concluye mañana, ha estado dominada por la discusión sobre el cambio climático y la necesidad de enfrentarlo. Un lugar destacado entre las decenas de oradores —al menos desde el punto de vista comunicacional, no así de los contenidos— lo ocupó la joven activista sueca Greta Thundberg, cuyo emplazamiento a los líderes mundiales fue ampliamente difundido por la prensa internacional.

Resulta preocupante que tanto foco esté hoy puesto en la dimensión emocional del debate sobre el calentamiento global —y en las propuestas de acción que surgen a partir de ella—, en desmedro del análisis ponderado de lo que realmente debe y puede hacerse para enfrentar un problema de esta naturaleza, y sin sopesar cuáles serían los verdaderos costos y consecuencias.

Buena parte de las propuestas de la llamada Nueva Agenda Verde se centra en la eliminación de sectores enteros de la economía —como la ganadería o la industria aeronáutica, entre otros—, sin que se aborden a fondo las implicancias que ello tendría para millones de seres humanos cuyas vidas y trabajos se relacionan estrechamente con esas actividades, o dependen de ellas. El costo, se omite decir a menudo, no sería sólo financiero para empresas y países, sino social y político, pues sin duda habría que generar alternativas para todos los afectados directa o indirectamente por una medida tan drástica.

En su versión más extrema, y quizás la más irresponsable, esa mirada ignora o menosprecia los argumentos de quienes no la comparten, lo que en la práctica significa negarles el derecho a pensar distinto. La necesaria ofensiva en contra del cambio climático no puede ser ni en contra de la lógica económica ni a costa de las personas y sus derechos.

Algunos líderes mundiales han planteado un discurso más moderado, poniendo énfasis en que el desarrollo económico debe ser un aliado en la lucha climática, no su adversario, como algunos dan por sentado. Chile, que será sede de la COP25, tiene una especial responsabilidad de poner este enfoque sobre la mesa.

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