Editorial

Chile en modo plebiscito

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a pasado casi un año desde que un acuerdo político —alcanzado como vía de salida a las semanas más intensas de la crisis del 18-O— dio vida al plebiscito que los chilenos celebraremos este domingo. Ese origen hace que este sea un proceso particularmente complejo, y en más de un sentido muy controversial, pero el momento para esa discusión ya quedó atrás, y lo que importa ahora es que el plebiscito supere las barreras que la pandemia, el desencanto o la violencia puedan significar para la participación de los electores.

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De que esa participación sea alta depende en medida importante la legitimidad que la ciudadanía confiera a la votación, pues difícilmente tendrá una base sólida un resultado —sea cual sea— que no pueda ser percibido como la expresión de una clara mayoría. Si la Constitución es tan determinante para el futuro de Chile como alegan partidarios del Apruebo y del Rechazo, entonces el apoyo de los chilenos al proceso político y social que se inicia con este plebiscito debe quedar más allá de toda duda. Una baja participación de electores sólo hará que crezcan la incertidumbre y el temor sobre lo que venga después.

El desafío logístico también será mayor que el de una elección tradicional. Por un lado, por los problemas que implica una votación en medio de una emergencia sanitaria como la actual; pero también por la amenaza de que el polarizado clima político abra espacio al tipo de violencia y vandalismo que sigue pesando sobre nuestra convivencia desde el año pasado. Los ciudadanos, con su actitud este domingo, jugarán un rol clave para que esos espacios se reduzcan, pero de las autoridades depende dar garantías de seguridad durante y después de la votación.

Idealmente, iniciaremos la próxima semana sabiendo a qué opción los chilenos dieron su apoyo mayoritario. Habremos celebrado un hito republicano importante, ojalá en forma ejemplar. Pero los principales problemas y desafíos de Chile no habrán cambiado, y la tarea de enfrentarlos no empieza ni termina con ninguna Constitución.

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