Conflicto y colaboración en las relaciones laborales
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El conflicto que por cerca de un mes afecta a Escondida, la principal faena minera del mundo, ha dejado instaladas y flotando en el ambiente una serie de preocupaciones que van más allá de los efectos que la situación está teniendo en materia económica, como evidenciaron las cifras de exportaciones mineras informadas ayer por el Banco Central.
En efecto, y a pocas semanas de que entre en vigencia la reforma laboral aprobada el año pasado, a nivel empresarial no pocos se preguntan si lo que se está produciendo en esta empresa no será una suerte de anticipo de un clima de mayor cronfontación en el manejo de las negociaciones colectivas futuras.
Alimentan la aprensión, tanto la evidente judialización del proceso, y que abarca todas las instancias posibles (tribunales ordinarios, criminales y laborales), así como las nuevas zonas de fricción que podría abrir el nuevo marco legal, en aspectos como los servicios mínimos, el no reemplazo y, en general la nueva balanza de poderes. Se trata de un tema que merece atención y monitoreo y que, según cómo progrese, podría invitar no sólo a revisar las normas aprobadas, sino que a pensar constructivamente en disposiciones que vayan en la línea de flexibilidad y relaciones de colaboración.
