Editorial

Contribuciones: no todos pagan su parte

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uestro titular de ayer consignaba: “Pago de contribuciones se sobrepone a revuelto cierre de 2019 y monto recaudado sube 9%”. En octubre y noviembre pasados, meses álgidos del estallido social, la cartera morosa del impuesto territorial —que grava bienes raíces agrícolas y no agrícolas, así como sitios urbanos eriazos— aumentó notoriamente porque “muchos contribuyentes no pudieron pagar(lo)”, explicó a este diario la Tesorera General de la República. Pese a ello, es presumible que muchos de esos mismos contribuyentes hicieron un esfuerzo adicional a fin de año por ponerse al día con el Fisco, y que eso explica en medida importante la recuperación de lo recaudado que se vio en diciembre.

Por eso resultó tan chocante la revelación en un reportaje de Ciper, el pasado fin de semana, de que el senador Lagos Weber y su padre, el exPresidente Lagos, incumplieron por décadas con el pago de esas mismas contribuciones territoriales, por sus respectivas propiedades en la localidad de Caleu (Tiltil), que no están debidamente inscritas ante la autoridad local. Con los recursos provenientes de esa fuente se financia el Fondo Común Municipal, del cual la tesorera releva “la importancia de (su) efecto redistributivo” a nivel nacional, puesto que “los sectores que más lo necesitan puedan ver reflejado este impuesto en obras de alto impacto social para sus comunidades”.

Difícilmente podía ser un momento social más inoportuno para hacer tan crudamente manifiesto, una vez más, el tipo de desigualdad contra el que reclaman millones de chilenos, que no es tanto la del ingreso, como la de las oportunidades y el privilegio. Admitir “una negligencia inexcusable” parece un imprescindible primer paso de los aludidos en este caso, pero es claro que por esta misma situación deberán rendir una prueba de transparencia el mundo político y el empresarial en los desafiantes procesos electorales de los próximos dos años.

Por otro lado, es urgente identificar y eliminar los mecanismos institucionales que dan espacios para conductas como éstas que, sin violar la letra de la norma, son éticamente inaceptables.

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