Editorial

Convención Constitucional: ciudadanía expectante

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Desde el principio se supo que la instalación de la Convención Constitucional (CC) no estaría exenta de dificultades, e incluso de controversias. La multiplicidad de voces independientes (y la inexperiencia de muchos de ellas en asuntos públicos), la virtual ausencia de los partidos políticos y la insistencia de no pocos convencionales sobre abordar temas ajenos al ámbito constitucional, hacían prever un cierto nivel de desorden, al menos en las primeras semanas. Así ha sido.

Pero aun cuando fuera esperable una partida compleja para esta institución inédita, ello no impide constatar ciertas señales preocupantes respecto de su funcionamiento durante este primer mes, que aún no da inicio al trabajo constitucional propiamente tal. Por ejemplo, no pasa inadvertido -ni le es indiferente a una ciudadanía agobiada por la crisis económica y el desempleo- que una de las primeras decisiones adoptadas por la CC fuera aumentar en 170% las asignaciones de cada convencional (a unos $ 4 millones).

Tampoco pueden pasarse por alto declaraciones a la prensa de la presidenta de la CC negándose a condenar sin rodeos la violencia justamente cuando esta recrudece en La Araucanía y sigue golpeando en zonas urbanas con disturbios y desmanes. Asimismo, la pretensión de algunos de que se pueden establecer exigencias morales para la participación en comisiones de ciertos convencionales o la citación a audiencias de determinadas figuras o agrupaciones, traduce un espíritu poco afín al propósito de construir “la casa de todos”, como tan a menudo se asegura.

La CC cuenta con un importante capital de confianza y buena voluntad de parte de la ciudadanía, que votó para que Chile se dote de una nueva Constitución. Ese capital, con todo, no es inagotable, y aunque es cierto que ha habido avances en algunos aspectos procedimentales y en temas puntuales, dependerá de los propios convencionales -y especialmente de su mesa directiva- dar certezas a la opinión pública de que estas conflictivas primeras semanas darán paso, más pronto que tarde, al verdadero trabajo de la convención.

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