Editorial

Crisis en la gran familia emergente

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rgentina confía en que pronto podrá salir de la categoría de mercado “frontera” y recuperar su estatus de “emergente”, volviendo a unirse a sus vecinos de la región, en una gran familia. Pero como ocurre en toda familia, no todos sus miembros son iguales, y esas diferencias tienden a aumentar en momentos de crisis. Eso está ocurriendo ahora en la gran familia de los activos emergentes.

La crisis en este caso está representada por el lento pero inexorable fin de la política expansiva en EEUU. A medida que la potencia sigue firme y otras grandes regiones económicas dan signos de debilidad, la creciente brecha pone presión al dólar. En las últimas semanas, esta presión provocó una corrida cambiaria en Argentina, pero también en economías emergentes emblemáticas, como Turquía, que la semana pasada tuvo que subir su tasa en 300 puntos base en una reunión de emergencia, a 16,5%. De este modo, dentro de la clase de activos comienza a destacarse un grupo de economías con tasas de dos dígitos, incluyendo Argentina, con 40%, pero también Ucrania (17%) y Egipto (16,75%), entre otras.

En momentos en que la deuda y los vencimientos marcan niveles elevados, los miembros de la gran familia emergente afrontan este escenario desde distintas posiciones, en términos de reservas, calificación de crédito, y flujo de caja, por nombrar algunos. Históricamente, sin embargo, los inversionistas no han hecho distinciones en sus políticas de cartera hacia los emergentes, liquidando posiciones en toda la categoría por igual. Es de esperar que en los últimos años hayan aprendido que, aunque todos somos emergentes, algunos son más emergentes que otros.

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