Crisis en Perú y fantasma populista

uando en septiembre de 2019 el Presidente Martín Vizcarra ordenó el cierre del Congreso peruano, por bloquear su campaña anticorrupción y de reducción de privilegios para los legisladores, estos calificaron la medida como “un golpe”. Poco más de un año después, fue Vizcarra quien habló de “golpe” en su contra, tras haber sido destituido esta semana, precisamente, por un Congreso que sigue reacio al escrutinio, y que por eso mismo es visto como la raíz del problema por la mayoría ciudadana.

Ese desprestigio no ha impedido al Legislativo poner en jaque al Ejecutivo, y tanto analistas políticos como económicos temen que con ello cobre mayor impulso una serie de iniciativas de corte populista, diseñadas justamente para ganar el favor público en momentos de gran dificultad debido al daño sanitario y económico de la pandemia.

Un preocupante, pero incisivo y verosímil análisis del Financial Times, plantea que lo ocurrido en Perú podría ser parte de un fenómeno mayor a nivel regional, haciendo paralelos con la reciente elección en Bolivia y la de febrero próximo en Ecuador. México y Brasil son otros ejemplos, pero en ambos casos el riesgo de populismo proviene del gobierno en ejercicio, no de un competidor en las urnas (todavía).

Sería ingenuo pensar que Chile no puede sumarse a esa lista de países donde los liderazgos políticos, asediados por los cuestionamientos y la baja popularidad, ceden a la tentación de mirar el rédito inmediato antes que la responsabilidad de largo plazo. Este diario ha dicho que en el actual Congreso, oposición y oficialismo han dado reiteradas señales de aquello. La inédita proliferación de acusaciones constitucionales y los dos retiros previsionales adelantados aprobados hasta ahora son muestras claras.

La situación peruana seguirá el cauce institucional, con la elección presidencial programada para abril próximo. Más que entre izquierdas o derechas, en Perú como en otros países de la región, para los ciudadanos se trata de escoger entre propuestas realistas y responsables, y las que no lo son.