Editorial

Después del fallo, el realismo

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Imagen foto_00000001a Corte Internacional de Justicia de La Haya dio ayer indiscutidamente la razón a Chile en la demanda que interpuso Bolivia contra nuestro país: por 12 votos contra tres, el tribunal dictaminó que no existe una obligación legal de negociar con La Paz una salida soberana al Pacífico.

A lo largo de la jornada, los mismos adjetivos para describir la decisión se repitieron en boca de autoridades y analistas: “categórico”, “contundente”, “macizo”, “inapelable”. Lo cierto es que, por justificados motivos, ni los más optimistas esperaban un fallo 100% jurídico que demoliera uno por uno los argumentos bolivianos, como hicieron ayer los jueces. No hubo sentencias “salomónicas” ni lecturas políticas, sólo un implacable razonamiento jurídico que dejó sin piso a la posición boliviana.

Tal como recalcaron el agente chileno y el Presidente Piñera, fue un triunfo del derecho internacional. Pero las aprensiones sobre la eventual carga política del fallo no se debían únicamente al precedente del juicio en La Haya con Perú, sino a la extendida impresión de que Bolivia desplegó una estrategia diplomática y comunicacional que dejó a Chile con cierta desventaja.

Que el fallo nos fuera favorable no desmiente lo anterior. Es preciso que Chile, junto con confiar en el derecho internacional, adopte ante una Bolivia una estrategia política de largo plazo. La reacción boliviana de ayer lo confirma: lejos de deponer su reclamo marítimo por falta de sustento jurídico, La Paz reiteró que persistirá en su campaña, buscando nuevas vías y foros para exponer su caso, como exige la Constitución.

Esa actitud no presagia el retorno al diálogo constructivo que ambos países dicen desear. Frente al fracaso jurídico de su demanda, el gobierno boliviano no se resigna a un fracaso político. La diplomacia chilena no puede ignorar este hecho si espera avances en la relación bilateral.

El ex Presidente Lagos dijo a este diario la semana pasada que “es complicado tener vecinos que nos llevan a juicio a cada rato”. Así es, pero más complicado es no estar preparados en todos los frentes.

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