Editorial

Diálogo entre empresarios y trabajadores

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El 3 de abril asumió la presidencia de la Confederación de la Producción y del Comercio -la máxima instancia que reúne a los empresarios del país-, Alfonso Swett Opazo. Y desde entonces, lo que fue refrendado la semana pasada, su accionar ha ido dejando clara la importancia que le otorgará al diálogo y, en forma paralela, al aporte a las política públicas.

En un hecho inédito para las lides locales, el sucesor del hoy ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, se trasladó el martes pasado junto a representantes de las ramas que componen la CPC hasta la sede de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), donde los recibió la directiva de la misma liderada por Bárbara Figueora.

Dos horas de conversación sugirieron que la cita había ido más allá del saludo protocolar, tal como lo corroboraron las declaraciones de los distintos actores a la salida del encuentro. Lo mismo ocurrió los dos días siguientes, cuando el dirigente empresarial se reunió con la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y con la Central Autónoma de Trabajadores (CAT).

Tras un debate por la reforma laboral que tensionó la relación entre empresarios y el mundo sindical -a lo que se suma cada año la discusión por salario mínimo-, la disposición al diálogo relevada por Swett resulta del todo bienvenida. No sólo porque es obvio que se trata de dos mundos que deben conversar en forma permanente, sino que porque es evidente que hoy los une la preocupación por algunos temas en particular, por ejemplo, la relacionada con la irrupción de la tecnología en el trabajo y la capacitación. No sentarse en una misma mesa bien podría arruinar la posibilidad de encontrar prontas soluciones de mutuo beneficio.

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