Editorial

Donald Trump y el comercio global

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El pánico duró poco. Wall Street, completó el viernes su peor semana en más de dos años, luego de que Donald Trump lanzara una ofensiva comercial contra China. Ayer, sin embargo, el S&P 500 registró su mayor alza desde agosto de 2015, luego de que Beijing se abriera a aumentar sus importaciones de productos estadounidenses.

Aunque los conflictos internacionales hacen buenos titulares, no hay nada más difícil para los inversionistas que obtener una ganancia en un ambiente de baja volatilidad. Y Trump, que antes de llegar a la presidencia fue la estrella de un popular reality show, tiene talento para el drama. Aunque hoy la dictadura de lo políticamente correcto prohibe decir nada bueno sobre él, pocos niegan que China ha abusado del sistema surgido al alero de la Organización Mundial de Comercio, especialmente en el tema de la propiedad intelectual.

Las industrias estadounidense y alemana de paneles solares, que antes lideraban el sector a nivel mundial, hoy prácticamente han desaparecido, aplastadas por la guerra de precios de sus rivales chinas.

Mientras Europa toma palco y condena el discurso belicoso del empresario convertido en presidente, tiene mucho que ganar si Beijing acepta reducir su masivo superávit con el mundo.

Como si fuera otro show de TV más, Trump está actuando la rutina del policía bueno y el policía malo. Es verdad. Hay un riesgo de que sus acciones subviertan el entorno global. Pero aún está lejos de eso. Hasta ahora, el comercio global ha retrocedido un par de pasos. Pero eso no sería tan malo si al final sus medidas llevan a una cancha más pareja desde donde relanzar una nueva y mejorada globalización.

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