Editorial

El debate sobre nuestro debate

  • T+
  • T-

Compartir

Imagen foto_00000002

as ideas tienen consecuencias”, sostenía un influyente libro del siglo pasado, cuyo autor se alarmaba por el declive de Occidente. Las palabras tampoco son inocuas, podríamos señalar hoy, no sólo a propósito de las desafortunadas expresiones que pueden costarle el cargo a una alta autoridad, sino por la forma en que ellas moldean el debate público. A veces en sentidos constructivos, otras veces no.

Esto no difiere mucho de la preocupación en otras latitudes por las “fake news”, cuyas falsedades distorsionan la comprensión de la realidad y empobrecen la calidad del debate. Permitir que ello ocurra —o peor aun, que prospere— es tolerar que la tribuna pública sea secuestrada por los enemigos de la reflexión honesta y de la participación responsable.

En Estados Unidos esta inquietud ha provocado que cientos de medios —grandes y pequeños— adoptaran la inédita medida de reunir los numerosos editoriales que se han publicado en respuesta a los constantes ataques del Presidente Donald Trump en contra de la prensa. Precisamente para recordar la importancia del periodismo libre y de un debate público basado en hechos, no en simples aseveraciones de tono encendido y acusaciones sin pruebas.

La tensa relación entre el Mandatario y los medios ha ido mucho más allá de los frecuentes roces ideológicos o periodísticos del pasado en la historia norteamericana, pues Trump describe incesantemente la prensa como “enemigos del pueblo”y “traidores a EEUU”, junto con calificar toda cobertura poco favorable como “noticias falsas”. Su discurso rehúye los hechos (incluso los niega) y apela a las pasiones, con un resultado que en ningún caso enaltece la discusión ni refuerza la confianza en las instituciones políticas.

En Chile los gobernantes no han seguido esa línea, pero en ocasiones no han sido lo suficientemente firmes para resistir el discurso de quienes pretenden que su propia intolerancia —y la debilidad de sus argumentos— fije las reglas de lo aceptable. Cuando eso ocurre, siempre es en desmedro de la sana convivencia democrática.

Lo más leído