Editorial

El escenario de un impeachment en EEUU

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Es difícil pensar en un presidente en la historia de Estados Unidos cuyo gobierno haya enfrentado mayor nivel de resistencia desde el comienzo. Mientras Donald Trump se preparaba para asumir el mando en la ceremonia de inauguración, el 20 de enero, cientos de manifestantes protestaban frente al Capitolio coreando la consigna “not my president”, expresando de este modo el sentir de muchos miles de compatriotas que prometieron no reconocer la victoria del nuevo mandatario.

Para ese sector de la política estadounidense, la esperanza estaba puesta en evitar una reelección por otros cuatro años, y para los más “optimistas”, eventualmente en lograr un impeachment.

Pocos de ellos, sin embargo, podrían haber imaginado que a tan sólo cuatro meses de asumir, los escenarios de una impugnación presidencial ya estarían comenzando a cobrar fuerza.

Aunque todavía es una posibilidad remota, el escándalo desatado por las denuncias de que Trump compartió información de inteligencia con el canciller ruso Serbgei Lavrov, está impulsando crecientes llamados para un juicio político al mandatario. El caso se suma a la indignación generada entre la oposición demócrata e incluso algunos republicanos, por la decisión de Trump de despedir al director del FBI, quien colaboraba con una investigación del congreso sobre supuestos vínculos de la campaña del presidente y una operación realizada por Rusia para intervenir en las elecciones de EEUU.

Lejos de retroceder, el mandatario parece decidido a seguir dándole a sus detractores nuevas herramientas para impugnar a su administración, entrando en sucesivas y crecientes polémicas.

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