Editorial

El gran desafío laboral: ya vienen las máquinas

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studios y mediciones de diversas fuentes, y sobre una gran variedad de temas, siguen acumulando evidencia sobre las formas en que el cambio tecnológico está desafiando al mundo del trabajo. Esto está ocurriendo con tal celeridad e intensidad, y en tantos niveles, que tal vez como nunca antes se hace necesaria una combinación de frío realismo e innovadora creatividad para enfrentar los problemas, pero también para aprovechar las oportunidades.

Un nuevo trabajo de Clapes UC, consignado en nuestra edición del lunes, intenta cuantificar el impacto laboral de la automatización y estima en 42% la probabilidad de que un empleo promedio sea automatizado. Según el documento, un 17% de los actualmente ocupados enfrenta un riesgo elevado de que su trabajo sea hecho por una máquina. Consecuentemente, los autores proponen un “sistema de capacitación para un mercado laboral 4.0” que aborde la estructura, los contenidos y los mecanismos de financiamiento del sistema de formación continua en Chile.

Este tipo de trabajo cumple el invaluable rol de realizar propuestas a partir de un análisis técnico sustentado en datos. Sus resultados no son definitivos ni pretenden decirlo todo, pero entregan un marco razonable dentro del cual se puede orientar la reflexión y ordenar las prioridades. Ayudan a poner en perspectiva, asimismo, otros antecedentes. Por ejemplo, que la experiencia comparada ha sido, hasta ahora, que la automatización necesariamente ha creado más puestos de trabajo que lo que ha destruido; también, que Chile “enfrenta una alta exposición a los riesgos de la transformación digital y un rendimiento limitado en términos de oportunidades”, como concluyó un reporte de la OCDE a inicios de año.

Es claro que las nuevas tecnologías serán “disruptivas” para el trabajo en toda la acepción de la palabra. Una discusión pública que no se haga cargo de este desafío con sentido de urgencia —o peor aun, que lo aborde con ideas de otro tiempo— puede ser un potente, y lamentable, freno al progreso.

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