El mundo sacudido por jornadas de terror
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El mortal tiroteo del viernes en Munich sirvió como una dolorosa confirmación de las advertencias sobre la creciente frecuencia con que se están produciendo estos hechos.
El 14 de julio, 84 personas murieron en Niza en un atentado, apenas ocho meses después de que un grupo yihadista asesinara a 137 personas en París. Partiendo la semana, también en Alemania, un joven inmigrante afgano atacó a los pasajeros de un tren con un hacha. Y en Brasil, la policía arrestó el jueves a un grupo que pensaba realizar atentados durante los Juegos Olímpicos.
Pese a que Francia se encontraba aun bajo estado de emergencia durante el ataque de Niza debido a la Eurocopa, la inteligencia no pudo anticipar la acción. El primer ministro Manuel Valls expresó lo que todos temen pero nadie quiere aceptar. “Las cosas han cambiado y Francia tendrá que convivir con el terrorismo”.
La absolutamente condenable violencia de grupos o individuos, motivada por distintas razones, desafortunadamente se está haciendo cada vez más visible, sin que hasta el momento los gobiernos hayan conseguido atajar efectivamente a los movimientos extremistas, en un mundo donde cada vez es más fácil acceder a armas.
