Editorial

Empleo público: lejos de la disciplina fiscal

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Dentro de las malas noticias de los últimos meses se encuentra el doble downgrade que ha recibido la clasificación de riesgo país por parte de dos de las más importantes clasificadoras internacionales. La razón de fondo es el rápido deterioro de las cuentas fiscales, lo que estuvo en el centro de los objetivos del renunciado ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, y que el nuevo ministro Nicolás Eyzaguirre ha señalado dentro de sus prioridades.

En este contexto de evidente estrechez de recursos fiscales cuesta entender lo que está ocurriendo en materia de empleo público, ya que tanto las estadísticas de empleo, como el índice de remuneraciones y las propias cifras de la Dirección de Presupuestos, nos hablan de una situación bastante alejada de la necesaria disciplina. La última encuesta de empleo del INE mostró un aumento de 70 mil nuevos empleos asalariados públicos en doce meses, explicados principalmente por los rubros administración pública, enseñanza y salud. A esto se agrega un crecimiento de 10,3% nominal en doce meses del índice de remuneraciones de la administración pública, que más que duplica el promedio general de aumento. Por último, las estadísticas de gasto del gobierno central mostraron en julio un aumento de 18% real en doce meses del gasto en personal, la cifra más alta desde la expansiva política fiscal de 2009.

Los números anteriores son preocupantes, ya que podrían reflejar problemas de clientelismo y/o captura funcionaria, y más aún en el contexto de un gobierno que termina y que deja en herencia un déficit fiscal importante. La administración pública parece bastante ajena a este problema.

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