Editorial

En salud, herramientas oportunas

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a reforma al sistema de isapres no avanza en el Congreso al menos desde octubre pasado, cuando el Gobierno envió indicaciones y poco después vino la crisis del 18-O. Comprensiblemente, la pandemia del Covid-19 ha puesto otras urgencias sobre la mesa tanto del Ejecutivo como del Legislativo, pero no deja de ser paradójico que ello suponga retrasar aun más el cambio en las isapres, justo cuando una emergencia sanitaria viene a poner incluso más en evidencia la necesidad de reformar la salud en diferentes niveles.

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Se suma a ello una actitud poco dada al diálogo y a los compromisos de parte relevante de la oposición en el Congreso, lo que en la práctica deriva en un virtual inmovilismo para iniciativas clave de la agenda legislativa del Gobierno, en salud como en otros ámbitos. Los llamados a adoptar una disposición más colaborativa han tenido escaso efecto, y lo cierto es que las dinámicas asociadas al próximo plebiscito y al intenso año electoral que se avecina hacen temer que el clima político se vuelva más tenso y polarizado, no lo contrario.

Es entendible que ese clima anime al Gobierno a buscar otras vías de impulsar cambios en los temas que considera prioritarios, entre ellos la salud. De esta forma, por ejemplo, la Superintendencia ha procurado avanzar en simplificar la tabla de factores de riesgo (a fin de estrechar la diferencia de costo asociada al género) y en eliminar las enfermedades preexistentes. Pero el organismo también contempla proponer cambios significativos por vía administrativa, como crear un fondo de compensación de riesgo interisapres, estandarizar los planes para reducir su número y complejidad, y diseñar nuevos indicadores de precios a través de un panel de expertos.

El Gobierno hace bien en explorar todas las maneras a su alcance, dentro de sus atribuciones y competencias, para impulsar cambios en aquellas áreas donde los considera necesarios, incluso urgentes. Esta debiera ser una práctica común, no sólo una respuesta a la relativa falta de ánimo negociador de un determinado Congreso.

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