Editorial

ENAP y las empresas del Estado

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El Congreso despachó la semana pasada una nueva modificación a la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP). A diferencia de aquella aprobada el año pasado cuando se amplió su giro para entrar en el mercado de la generación eléctrica, esta vez se avanzó en la línea correcta al modernizar el gobierno corporativo de la estatal. Con ello, se eliminó al ministro de Energía de su directorio, para pasar a una propuesta donde la mayoría de sus miembros serán elegidos a través del Sistema de Alta Dirección Pública (ADP).

Son varias las iniciativas que introducen cambios a las empresas del Estado, incluyendo la creación del Fondo de Infraestructura, modificaciones a TVN, la próxima capitalización a Banco Estado, y la ampliación de giro que se le hizo a Metro S.A. Lo anterior pone de relieve la necesidad de modernizar y fortalecer el Sistema de Empresas Públicas (SEP), órgano encargado de velar por una adecuada gestión de las empresas sujetas a su injerencia, tanto desde el punto de vista del uso eficiente de los recursos públicos como del cumplimiento de los objetos sociales para los cuales esas empresas fueron creadas.

Cabe hacer presente que el Ejecutivo tiene un compromiso legal (asumido en la ley que modificó la ADP) para ingresar este año una modernización al SEP. Lamentablemente, poco y nada se ha escuchado de ello y, ya avanzada la mitad del año legislativo, urge darle la relevancia que merece, ante el fortalecimiento del rol de Estado empresario. Lo anterior debiera ayudar a contar con un marco institucional adecuado que promueva mejoras de gestión, evaluación, gobernanza y rentabilidad de las inversiones de las empresas públicas.

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