Editorial

Expectativas de baja inflación

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La desaceleración de la actividad económica, que no logra revertirse, y un escenario de precios internos que tras un largo período finalmente se enriela hacia niveles más bajos y estables, parecen anticipar que la inflación dejará de ser un problema por un tiempo prolongado y que podría abrir el camino a una política monetaria más expansiva.

Para junio, una parte de los analistas y el mercado espera que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se ubique en torno al cero, e incluso que sea marginalmente negativo. Si ese pronóstico se cumple y en julio sigue en niveles también acotados, la inflación se ubicará por debajo del 2% anual y el Banco Central podría recurrir a un nuevo recorte de la tasa de interés, hoy en 2,5%.

Bajos intereses podrían a su vez apuntalar el consumo y la inversión, ambos factores claves para la reactivación de la economía y hasta ahora muy debilitados. Menores tasas son también una buena noticia para quienes quieren emprender proyectos personales que exigen recurrir al crédito, como la compra de viviendas, por ejemplo.

Otros dos elementos que ayudarían a mantener una inflación baja son la caída del precio del petróleo y un precio del dólar en torno a los $ 670.

Aunque, como ha dicho el Banco Central, la actividad del primer trimestre tuvo un crecimiento anual casi nulo, y hacia adelante el escenario base sigue considerando tasas de expansión mayores, sobre todo en 2018, mantener una inflación baja y estable es una tarea que no debe desestimarse en ningún caso, porque un descontrol de los precios es sin duda un costo demasiado alto para quienes, como la mayoría, dependen de sus ingresos laborales para cubrir sus gastos.

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